dijous, 28 de gener del 2010

La herencia Valdemar

El ambicioso proyecto de filmar un díptico de terror sin subvención pública, algo (casi) inaudito en España, parecía una idea suicida. Pero José Luis Alemán ha conseguido llevar su proyecto al cine respaldado por una gran distribuidora como Universal.

El resultado es bastante irregular. Sorprende gratamente la ambientación, sin duda lo más cuidado de la peli, así como los efectos digitales y la música. Muy superiores a la mayoría de producciones españolas. Por lo contrario tiene un gran hándicap en sus interpretaciones. No creo que se trate de malos actores, pero sí de mal preparados. La sensación es de estar viendo un ensayo, como si no hubiesen preparado las escenas previamente. Sumado a algunos diálogos ridículos, (como los pretendidamente humorísticos entre los dos trabajadores de la agencia inmobiliaria), hacen que la parte del film ambientada en la actualidad esté muy por debajo de las expectativas.

Por suerte, cuando la acción transcurre en el siglo XIX, todo mejora. El argumento gana en interés, pues se mete de lleno en la trama esotérica, que es lo que llama la atención de los fans del género que acudirán a las salas. Incluso las interpretaciones mejoran (está Laia Marull, que con tiempo sin tiempo para ensayar resulta la más creíble del film) y aparece la figura entrañable del malogrado Paul Naschy. Acostumbrados a que la mayoría de películas tengan un interesante inicio y un decepcionante final, al menos aquí ocurre a la inversa, por lo que la sensación al salir del cine es mejor de lo que podría haber sido de haber visto sólo media película (aunque paradójicamente sólo se proyecta media película, pues los más de 180 minutos aconsejaron a cortarla en dos partes, como si de Kill Bill se tratara).

Resulta curioso ver personajes anglosajones interpretados por actores españoles que, en ningún caso, tienen acento inglés. Por ello vemos a Aleister Crowley o a Bram Stoker con un castellano perfecto de Burgos o Valladolid. Queda la duda si fue algo buscado por José Luis Alemán o simplemente el poco tiempo que (supongo) dispusieron los actores para prepararse, desaconsejó usar acentos.

Falta por ver la segunda parte de la película para acabar de valorarla totalmente. Pero la sensación es que, con algo más de preparación, José Luis Alemán y su equipo técnico pueden traernos películas interesantes en un futuro.

Lluís Alba

divendres, 22 de gener del 2010

Hierro

Antes de ser director, Gabe Ibáñez se curtió profesionalmente haciendo las animaciones de los efectos visuales en películas como El día de la bestia o Perdita Durango. Tras dirigir el corto Máquina, donde se nota claramente su influencia como animador stop-motion, salta a la palestra con su primer largo: Hierro.

Hierro tiene bastantes cosas en común visualmente con Máquina. Tía buena protagonista que se pasea desnuda durante buena parte del metraje, efectos visuales creados a partir de la interacción con el agua y una influencia surrealista de David Lynch que se hace más evidente en Hierro.

Pero, más surrealista que su influencia Lynchiana, es la ausencia de personajes con acento canario a pesar de que la mayoría de protagonistas son autóctonos de Hierro. Algo parecido a lo que ocurre en los programas de Canal Sur, lleno de andaluces sin su acento. Una influencia bien aprovechada que Gabe Ibáñez consigue llevar a su terreno. Visualmente aporta cosas nuevas que aguantan el interés de la película a pesar de su guión convencional.

Para que una película sea buena debe tener como mínimo un buen guión y un buen director. Y, cuando falta el 50% de esa premisa que me acabo de inventar, lo que podría ser una excelente película acaba pasando sin pena ni gloria en el recuerdo. Por lo que espero con deleite que, en su próxima película, Gabe Ibáñez encuentre un guión que esté a la altura de su capacidad como realizador.

Lluís Alba

dijous, 14 de gener del 2010

Sherlock Holmes

Los casos de Robert Downey Jr. y Guy Ritchie tienen cierto paralelismo. Ambos poseían carreras de éxito hasta que fueron apartados por las drogas en el primer caso y Madonna (por lo visto igual de perjudicial) en el segundo. Por suerte ambos pudieron dejar sus respectivas adicciones y reemprendieron sus carreras hasta juntarse en una adaptación a los tiempos actuales de Sherlock Holmes.

Un personaje adaptado cientos de veces en múltiples formatos y variantes. Ha conocido películas basadas en sus novelas, películas que imaginan sobre su juventud (El secreto de la Pirámide), series de televisión, series de animación (comandada por Hayao Miyazaki) o versiones libres (House). Esta vez tocaba hacer una versión comercial, todo un blockbuster para llenar los cines de personas y palomitas.

Lo mejor que se puede decir del Sherlock Holmes de Ritchie es que cumple con creces sus pretensiones. Entretiene desde el minuto 0. Si no se es ser muy purista ni con el personaje ni con el buen cine de Ritchie, es una de esas películas en las que se disfruta durante sus más de dos horas. Cierto que contiene algunos momentos tontos habituales del cine comercial: escenas resueltas sin mucha lógica para mayor gloria del espectáculo y una explicación final de todo lo que hemos visto para que nadie se vaya del cine sin entender el argumento (no vaya a ser que alguien deba hacer un esfuerzo para pensar y se quede en estado catatónico).

No conozco el original literario, pero me choca ver algunas variaciones respecto a las adaptaciones más conocidas como son las películas de Basil Rathbone o las teleseries británicas. Tanto el aspecto físico de Roberd Downey Jr. como el de Jude Law dista mucho de los cánones habituales de los dos personajes. Ni Sherlock Holmes tiene una figura estilizada y una nariz aguileña, ni Watson es un señor mayor bajito o regordete. Aunque ambos están bien, Rober Downey Jr. (con un más que convincente acento británico) se siente como pez en el agua con cualquier personaje que le toque interpretar, y Sherlock Holmes no resulta una excepeción.

Lluís Alba

La cinta blanca

Cannes vuelve a galardonar a Haneke. No importa que su película se aparte de sus estándares habituales en la forma, pues en el fondo vuelve a tratar los mismos temas del director austriaco.

Formalmente se distancia de sus anteriores obras: la fotografía es en blanco y negro (aunque originalmente rodada en color, pues Haneke dice que no quedan buenos especialistas en fotografía en blanco y negro) y está ambientada en una época pasada (1913-1914). Pero mantiene los elementos habituales de su obra pretérita: la incidencia de la sociedad en el comportamiento humano, las consecuencias de sus actos y un misterio siempre abierto. Pues las películas de Haneke nunca ofrecen respuestas, si no preguntas. Como ocurría en la enigmática Caché, existe una nueva película que comienza al finalizar la proyección. Por eso el disfrute de La cinta blanca es doblemente satisfactorio, se goza en el cine y al salir de él.

El tema concreto que toca es el origen del fascismo. Según Haneke viene determinado por la educación totalitaria de los niños que viven un sistema autoritario. Tanto en casa con sus padres como en la iglesia. Unos niños que conocen una única realidad totalitaria, donde cualquier desviación supone un severo castigo, les determinará a hacer lo mismo cuando sean mayores. Algo que se puede extrapolar a otros temas como los violadores que han sido abusados en su infancia, los pueblos oprimidos en los que se crea un radicalismo violento o los extremismos religiosos. Así, en la película, vemos que el simple hecho de llegar tarde a casa merece unos azotes con una vara ante el resto de la familia y una humillación pública con una cinta blanca marcando su pecado o el hecho de masturbarse obliga a pasar semanas a un adolescente a dormir con los brazos atados.

Se puede gozar de la película solamente con sus imágenes, aunque la fotografía original es en color, el tratamiento final en blanco y negro está tan conseguido que siempre se tiene la sensación de estar viendo imágenes de la época. También ayuda el arduo cásting en el que el propio Haneke se involucró para encontrar rostros que encajaran con las personas que vivieron en esa época.

Haneke vuelve a conseguir una de las películas del año, una de esas que cualquier cinéfilo no debería dejar escapar nunca. Pues pocas películas consiguen tocar diferentes niveles y hacerlo tan bien.

Lluís Alba

divendres, 8 de gener del 2010

RANKING 2009

Mi ranking, de las pelis que he visto, estrenadas en 2009 en España:

BUENAS:
Malditos bastardos de Quentin Tarantino
Up de Pete Docter y Bob Peterson
Gran Torino de Clint Eastwood
Brüno de Larry Charles
Paranoid park de Gus Van Sant
Los límites del control de Jim Jarmusch
El curioso caso de Benjamin Button de David Fincher
Déjame entrar de Tomas Alfredson
El secreto de sus ojos de Juan José Campanella
La clase de Laurent Cantet
Celda 211 de Daniel Monzón
In the loop de Armando Iannucci
Anticristo de Lars Von Trier
Arrástrame al infierno de Sam Raimi
Ponyo en el acantilado de Hayao Miyazaki
Cuento de Navidad de Robert Zemeckis
Donde viven los monstruos de Spike Jonze
Arropiero, el bagavundo de la muerte de Carles Balagué
The international: dinero en la sombra de Tom Tykwer
Resacón en Las Vegas de Todd Phillips
El desafío - Frost contra Nixon de Ron Howard
El luchador de Darren Aronofsky
Frozen river de Courtney Hunt
Moon de Duncan Jones
Adventureland de Greg Mottola
Los mundos de Coraline de Henry Selick
Si la cosa funciona de Woody Allen
Enemigos públicos de Michael Mann
La huérfana de Jaume Collet Serra
Hazme reír de Judd Apatow
Star Trek de J.J. Abrams
Pagafantas de Borja Cobeaga
Vals con Bashir de Ari Folman
El imaginario del doctor Parnassus de Terry Gilliam
Revolutionary Road de Sam Mendes
Rocknrolla de Guy Ritchie
Slumdog millionaire de Danny Boyle
Háblame de la lluvia de Agnès Jaoui
Watchmen de Zack Snyder
The reader (El lector) de Steven Daldry
El truco del manco de Santaigo Zannou
Underworld: La rebelión de los licántropos de Patrick Tatopoulos
Confesiones de una compradora compulsiva de P.J. Hogan
La sombra del poder de Kevin Macdonald
Ángeles y demonios de Ron Howard
V.O.S. de Cesc Gay
District 9 de Neill Blomkamp
500 días juntos de Marc Webb
Un lugar donde quedarse de Sam Mendes


REGULARES:
Bienvenidos al norte de Dany Boon
Transporter 3 de Olivier Megaton
Valkiria de Bryan Singer
La duda (Doubt) de John Patrick Shanley
Viernes 13 de Marcus Nispel
Lejos de la tierra quemada de Guillermo Arriaga
Duplicity de Tony Gilroy
Los abrazos rotos de Pedro Almodóvar
Señales del futuro (Knowing) de Alex Proyas
X-men orígenes: Lobezno de Gavin Hood
Vacaciones de Ferragosto de Gianni Di Gregorio
Los hombres que no amaban a las mujeres de Niels Arden Oplev
Secret sunshine de Lee Chang-dong
Cleaner de Renny Harlin
¿Hacemos una porno? de Kevin Smith
Transformers, la venganza de los caídos de Michael Bay
Despedidas de Yôjirô Takita
Más allá de la duda de Peter Hyams
Asalto al tren Pelham 123 de Tony Scott
Nueva York para principiantes de Robert B. Weide
G.I. JOE de Stephen Sommers
Exorcismo en Connecticut de Peter Cornwell
Mi vida en ruinas de Nia Vardalos
Mapa de los sonidos de Tokio de Isabel Coixet
American Playboy de David Mackenzie
El soplón de Steven Soderbergh
Terminator salvation de McG
¡Me ha caído el muerto! de David Koepp
Los sustitutos de Jonathan Mostow
[REC]2 de Paco Plaza y Jaume Balagueró
Petit indi de Marc Recha
Pandorum de Christian Alvart
Partir de Catherine Corsini
Spanish movie de Javier Ruiz Caldera
Avatar de James Cameron
Ninja assassin de James McTeigue
Bienvenidos a Zombieland de Ruben Fleischer

MALAS
City of Ember de Gil Kenan
Quarantine de John Eric
Mal ejemplo de David Wain
Push de Paul McGuigan
Mentiras y gordas de Alfonso Albacete y David Menkes
Dragonball evolution de James Wong
Te quiero, tío de John Hamburg
Harry Potter y el misterio del príncipe de David Yates
Jennifer's body de Karyn Kusama
Infectados de Álex y David Pastor
The box de Richard Kelly