dimecres, 12 de desembre del 2012

El hobbit: Un viaje inesperado




De no haber triunfado en taquilla la trilogía de El señor de los anillos, jamás hubiésemos visto una versión de gran presupuesto de El hobbit. Hubiese sido una película muy diferente y, ni mucho menos, una trilogía.

Teniendo esto en cuenta, El hobbit: Un viaje inesperado, más que una adaptación a la novela original, es el primer capítulo de una precuela de las películas de Peter Jackson. Gracias al rico universo de Tolkien no es difícil añadir nuevos elementos para rodar tres películas de larga duración basadas en una novela más corta que cualquiera de las tres partes de El señor de los anillos.

Así, el film se aleja del principal (y casi único) foco puesto sobre Bilbo Bolsón para acercarse más a una película coral como eran las tres partes de El señor de los anillos. Algo que seguramente llamará más la atención a los fans de Tolkien que al espectador no avezado. Para ello, además de las nuevas secuencias introducidas que no aparecen en la novela original, el guión de la película consigue darle una mayor dimensión al enano Thorin, incluso a costa de variar sensiblemente partes del libro, para reforzar su pasado basado en relatos de Tolkien sobre otros personajes.

Posiblemente los más eruditos se rasguen las vestiduras con algunos cambios que, en general, son bastante coherentes con el enfoque que se quiere dar a esta nueva trilogía. Salvo alguna secuencia metida con calzador (como la espectacular pero innecesaria batalla entre gigantes de la roca) y el accesorio toque de humor de algunos personajes (lo que en la anterior trilogía pareció caerle a Gimli, ahora recae sobre los hombros de Radagast el pardo), no se puede decir que nada esté de más en el film.

Técnicamente, como era de esperar, es superior a la trilogía original (la cueva de los trasgos impresiona en cada uno de los 48 frames por segundo a los que se proyecta en algunas salas). Pero lo mejor, y no era tarea fácil, es que Peter Jackson consigue mantener el alto nivel cinematográfico de la trilogía de la primera década del siglo XXI. Casi tres horas que pasarán volando a los que deseen volver a adentrarse en el universo de Tolkien. Gracias a Peter Jackson tenemos aseguradas las navidades cinéfilas de 2013 y 2014.

Lluís Alba
www.zumbarte.com

dimarts, 4 de desembre del 2012

Sin tregua



David Ayer curtido como guionista en films de tan diferente calibre como U-571 (ídem, 2000) de Jonathan Mostow, Training day (ídem, 2001) de Antoine Fuqua, A todo gas (The fast and the furious, 2001) de Rob Cohen o S.W.A.T.: Los hombres de Harrelson (S.W.A.T., 2003) de Clark Johnson, estrena su segundo tercer film como director tras Vidas al límite (Harsh times, 2005) y Dueños de la calle (Street kings, 2008).

Bajo el prisma del trillado género de las 'buddy movies' policíacas, Sin tregua es un film poco convencional. Incluso se puede considerar una obra de autor en la que Ayer ejerce de director, guionista y productor.

Tanto formal como argumentalmente el film muestra el cercenado punto de vista de una pareja de policías de la calle. Montado en su mayor parte a partir de las grabaciones de un proyecto personal del policía Brian Taylor (Jake Gyllenhaal), junto a otras cámaras situadas en los coches patrulla o en los uniformes de los mismo policías de a pie. Mientras que la película centra su enfoque en la vida personal de los protagonistas y deja el caso principal de luchas entre bandas callejeras como algo secundario. Información solo apta para los ojos privilegiados de departamentos superiores policiales de los que no trata el film.

Este enfoque centrado en los personajes no impide que se vean afectados en una trama criminal que les supera. Así los aficionados al género más convencional, encontrará las suficientes dosis de acción (con pinceladas que rozan el gore) para no sentirse defraudados.

Lluís Alba
zumbarte.com