dijous, 28 de novembre del 2013

Bienvenidos la fin del mundo

Edgar Wright vuelve a unirse con Simon Pegg y Nick Frost para cerrar (o no) su particular trilogía de homenaje a diferentes géneros cinematográficos. Mientras que en Zombies party (Shaun of the dead, 2004) daba su particular visión de un género que sigue de moda como son las películas de Zombies, en Arma fatal (Hot fuzz, 2007) hacía lo propio con las buddy movies. Ahora, con Bienvenidos al fin del mundo (The world's end, 2013) (lástima que por una palabra casi logran, esta vez, no tergiversar el título original. Parece ser que "bienvenidos" es el nuevo "como puedas".) ofrecen su versión de las películas de invasores de cuerpos.

Como los fans del director bien sabrán, entre la anterior colaboración con Simon Pegg y este film, Edgar Whright dirigió la adaptación del cómic Scott Pilgrim contra el mundo (Scott Pilgrim vs. the world, 2010) (por lo visto estar alejado de Simon Pegg sirve para que respeten el título original). Una película algo distinta al resto de su filmografía que le permitió explotar un campo visualmente más creativo. Así, aunque Bienvenidos al fin del mundo sea formalmente mucho más parecida a sus anteriores films, hay escenas aisladas en las que se observan reminiscencias de Scott Pilgrim. Como, por ejemplo, todas las peleas contra los invasores. Un alarde visual que más de un reputado director de cine de acción quisiera para sus películas.

Es habitual que el género de terror y ciencia-ficción use sus argumentos como alegorías de temas que existen en la vida real. Mientras que la película original de La invasión de los ladrones de cuerpos (Invasion of the body snatchers, 1956) de Don Siegel mostraba una (nada disimulada) analogía con el miedo a una invasión comunista, el guión escrito por Edgar Whright y Simon Pegg se decanta por comparar el argumento de ficción con un tema actual como son los treintañeros que seguimos viviendo como eternos adolescentes. El miedo a madurar y a los cambios para los que nadie nos había preparado, creyendo que jamás llegaríamos a alcanzar la edad de nuestros padres cuando nos concibieron.

Obviamente el tema es tomado con su particular sentido de humor. Simon Pegg está desatado en un papel que parece (chiste) que hayan escrito para él. El film funciona mucho mejor que la anterior colaboración entre director y guionista. Sobretodo tiene una primera hora brutal, a pesar que en la parte más avanzada del metraje pueda tener algún momento monótono. Sin embargo, el desenlace hace que el film se cierre de manera redonda, pues rebate con gran ironía toda aquella moralina que podría parecer que pretendía enseñarnos.

La próxima película de Edgar Wright vuelve a ser una adaptación del noveno arte, pero esta vez lejos del cómic independiente, pues se trata de un superhéroe de Marvel directamente relacionado con la serie de films sobre Los Vengadores que se están llevando a cabo. Si bien El hombre hormiga es un personaje que puede venirle bien al director británico, esperemos que no lo encorseten demasiado y pueda deslumbrarnos visualmente como la que es, en mi opinión, su mejor película hasta la fecha: Scott Pilgrim contra el mundo.

Lluís Alba