diumenge, 30 de novembre del 2008

Forasters

Tercera vez que Ventura Pons adapta a Sergi Belbel, tras Carícies y Morir (o no). No he visto Carícies, pero Morir (o no) me pareció mucho más redonda que esta peli, que tampoco tiene nada que desmerecer.

Para empezar hay que darle el mérito a Ventura Pons de rodar una película al año en catalán, habiéndose ganado el apodo del Woody Allen catalán. Y curiosamente esta película empieza igual que Vicky Cristina Barcelona, con un plano sobre el mosaico de Miró en el aeropuerto de El Prat. Que no sé si será casual.

Lo más novedoso del film es el debut de Joan Pera en el cine. El habitual doblador de Woody Allen, y de la mayoría de personajes de comedia de las series de la BBC que emite TV3. Actor de teatro, cómico etc… Pero, hasta ahora, no había aparecido en la gran pantalla. Y, además, en un drama, con muy poca concesión a la comedia dónde está más acostumbrado. Hay que decir que sale del entuerto bastante bien. Notándose que tiene tablas. Quizás por tenerlo visto haciendo comedia, costaba un poco escuchar su voz sin pensar en ello.

La historia en sí, es un drama de los grandes. Mostrando la vida de una familia en un piso en los 60 intercalándola con la misma familia en el mismo piso en la actualidad. Retratando a la perfección una familia catalana y cómo ven a los inmigrantes andaluces en los 60 y a los marroquíes en la actualidad.

Es en el retrato de la familia catalana dónde está lo mejor de la peli, de los prejuicios, de las peleas, la inmigración, la homosexualidad etc… Dónde peor lo he visto ha sido en el retrato de los inmigrantes, tanto andaluces como marroquíes, que se ven algo más caricaturizados y mostrados con los tópicos de siempre: Bailando Sevillanas nada más llegar al piso unos, y tocando música árabe y bebiendo té todo el día los otros. Quizá la idea era mostrarlos así para enfatizar que se está viendo desde el punto de vista del nativo y de cómo vemos a los que vienen de fuera.

Uno de los males que afecta a las series de TV3, y que también afecta a esta peli, es que todos los inmigrantes hablan en catalán. Algo que resulta poco creíble si vemos la realidad. Incluso vemos a marroquíes hablando catalán entre ellos cuando están solos en su piso.

Dejando aparte esas pinceladas que restan credibilidad a la película, por suerte está una serie de magníficos actores que dan lo mejor de sí mismos. Desde una veterana Anna Lizaran interpretando dos personajes hasta la joven Georgina Latre que esperamos ver en más películas y que deje los insoportables culebrones de TV3.

Lluís Alba

Somers town

La nueva peli de Shane Meadows es casi como un documental sobre unos días en concreto en la vida de dos adolescentes. Enfatizado esto con una filmación de cámara en mano y en blanco y negro. Para ello se dejó mucha improvisación a los actores, Thomas Turgoose (al que pudimos ver en su anterior film This is England) y Piotr Jagiello.

Aunque me ha parecido algo inferior a This is England, también hay que tener en cuenta que esta peli es menos convencional. Pero muestra a la perfección esta etapa de la vida que muchos adolescentes de clase baja (y a veces no tan baja) se encuentran cuando no están ni estudiando ni trabajando. Sin saber que hacer con sus vidas.

En esta etapa se encuentran Marek, inmigrante polaco que vive con su padre y Tommo, sin familia, que ha emigrado del norte de Inglaterra a Londres, por su cuenta y riesgo. Nada más llegar a la gran ciudad es atracado. Y sin nada más que el chándal que lleva encima conoce a Marek. A partir de ahí surge la amistad entre ambos, y la peli nos muestra su día a día, cómo sobrevivir, ganar un mísero dinero con trabajos absurdos, travesuras y como ambos se enamoran de la misma chica, Marie.

Es curioso como la parte en la que van juntos los dos chicos con Marie se asemeja mucho a Jules y Jim de Truffaut. No sé si había la intención de un homenaje.

Lluís Alba

La ola

Película alemana basada en una historia real que ocurrió en un instituto de California en los 60. Un profesor, para explicar lo que es la autocracia creó un régimen dictatorial en su clase. Un experimento que se le fue de las manos.

Resulta curioso que algo que pasó en California se traslade a Alemania para la película. Un país dónde para siempre tienen presente lo que es una dictadura para que no vuelva a ocurrir y no pretenden olvidar ni dejarlo enterrado como pretenden algunos sectores en España. Esto sirve para enfatizar que ni en un país civilizado y tan pendientes de su memoria histórica, están exentos de que vuelva a ocurrir.

Para que esto suceda, sólo hace falta encontrar una serie de adolescentes (una edad en la que todavía somos más manipulables de lo habitual), y un líder con carisma, en este caso el profesor Wenger. El típico profe enrollado que va con camisetas de Los Ramones a clase.

Cuesta de creer que en una semana ocurra todo lo que narra el film, desconozco si lo que pasó realmente en California fue también tan rápido. Velocidad a parte, sí que está bien mostrado como la mayoría de alumnos están más solos de lo que creen, y necesitan La ola para sentirse arropados y formar parte de un colectivo. Incluso el profesor, sin darse cuenta, saca de dentro una parte dictatorial y violenta que jamás hubiese creído que existía en él.

El aspecto visual de la peli tiene más pinta del típico telefilm de las tardes del sábado basado en hechos reales. Aunque, eso sí, de los buenos.

No es que sea una gran película, pero es lo suficientemente interesante como para reflexionar sobre lo visto. Por lo visto el director, cambió el final de la novela para que su película no tuviera el efecto contrario de lo que quería denunciar.

Lluís Alba

Outlander

Outlander nació como una versión más “realista” de la leyenda de Beowulf. Al menos eso es lo que explica su director, Howard McCain. Para ello cambió el concepto de Grendel como monstruo fantástico por un monstruo alienígena.

Dejando aparte las ideas originales del director, es cierto que Outlander recuerda mucho a Beowulf. Sólo conozco la película de Zemeckis, que es superior en cuanto a técnica y espectacularidad, pero está muy debajo de Outlander si compiten en ritmo y entretenimiento.

Outlander es una peli con sabor a serie B, puro entretenimiento sin pretensiones. Y conseguir entretener durante 115 minutos ya es todo un mérito. La extraña mezcla entre vikingos y extraterrestres funciona muy bien, el guión intercala a la perfección las escenas de acción con la dosis justa de descanso entre ellas. Tenemos peleas entre los protagonistas, ataques del monstruo, batallas contra otros clanes vikingos. Todas bien filmadas, la acción se entiende y no cortan cada plano a los dos segundos como en la reciente Quantum of solace, dónde habrán gastado diez veces más de presupuesto en filmar unas escenas que no se ven.

Cuenta con escenas que sorprenden, épica, drama, incluso una pequeña burla divertida contra la religión cristiana y unos buenos personajes que evolucionan. También aporta algunas secuencias de gore (las justas para un público generalista, tampoco hay que exagerar). Y la aportación de buenos actores, además de Jim Caviezel (aunque no sé si catalogarlo dentro de los buenos actores, al menos está más que correcto), me han gustado los semi-desconocidos Sophia Myles y Jack Huston. Y los siempre solventes John Hurt y Ron Perlman.

Se ha criticado el aspecto de la criatura de la película, incluso he leído como la definían como un árbol de navidad con patas. Quizá no gane el premio al mejor diseño, ni a los mejores efectos digitales, pero da el pego y la iluminación propia de la criatura, aporta la dosis de terror necesaria a un personaje que aparece de noche.

Es una pena que en los últimos años cueste encontrar más pelis como esta, puro entretenimiento para disfrutar durante dos horas y salir satisfecho del cine. Habrá que estar atento a los próximos proyectos de los guionistas Howard McCain y Dirk Blackman: Underworld 3 y Conan.

Lluís Alba

dissabte, 22 de novembre del 2008

Quantum of solace

Secuela directa de Casino Royale, la película que sirvió para refundar la saga Bond. Un Bond más humano, más serio, más parecido al personaje original de las novelas de Ian Flemming. Un cambio parecido al que se intentó con el Bond de George Lazenby en 007: Al servicio secreto de su majestad (película que, desde aquí, reivindico). Seguramente no fue el momento adecuado. Parece que ahora sí lo es.

Quantum of solace mantiene la mayoría de rasgos identificativos del “nuevo” Bond que vimos en Casino Royale, pero el cambio de dirección no le ha sentado nada bien. Marc Forster no parece dotado para las secuencias de acción. Desde el inicio ya se nota, una persecución de coches en la que cuesta adivinar quién es quién. Y una posterior secuencia de Bond persiguiendo a una persona, que si la comparamos con la (magistral) secuencia parecida que hay al inicio de Casino Royale es de vergüenza ajena. Después encontramos otras secuencias copiadas literalmente de la saga Bourne, como una pelea en un piso o James Bond yendo en moto. No hay que decir que en la comparación también sale perdiendo Quantum of solace.

Por otro lado sigue manteniendo algunas de las cosas positivas que tuvo su predecesora. Como la relación entre M y Bond, cada vez más parecen madre e hijo. Ver a unos personajes más humanizados: Bond sufre tanto física como psíquicamente. M compaginando su vida laboral con su vida privada, mientras se echa crema anti-arrugas la vemos hablando por teléfono desde su casa con Bond en la otra punta del mundo (algo parecido a lo mostrado por Ridley Scott en Red de mentiras). Se avanza un poco más en la trama de la conspiración de un grupo global de criminales del que no sabe nada ni el mismo servicio secreto británico. También seguimos viendo detalles que homenajean a las películas clásicas de Bond, como una chica bañada en petróleo en la misma posición que la bañada en oro de Goldfinger.

También ha habido algunas novedades con respecto a Casino Royale que me han gustado, como el diseño individualizado de cada rótulo que nos indica la ciudad en la que nos encontramos.

Otro de los aciertos de esta secuela es la de continuar usando buenos actores para el malvado de la función. Esta vez le toca a Mathieu Amalric, excelente actor como se pudo comprobar en La escafandra y la mariposa.

Olga Kurylenko también está muy bien (sólo hace ver las fotos) pero no hace olvidar a Eva Green. Interpreta a Camille, una versión femenina de un Bond en sus inicios, más inexperto. Pero ambos buscan una venganza que les hará unir sus fuerzas.

Como curiosidad comentaré que es la primera película en la que Bond no dice aquello de: Me llamo Bond, James Bond. Y en la que tampoco vemos al inicio la clásica imagen de 007 disparando a la cámara.

En definitiva, un paso atrás con respecto a Casino Royale, pero manteniendo suficientemente los rasgos característicos de este nuevo Bond para que tengamos esperanzas de que la tercera parte (no está anunciada, pero seguro que la habrá) nos deleite nuevamente.

Lluís Alba

dimarts, 18 de novembre del 2008

Red de mentiras

Red de mentiras es una película que parece más propia de Tony que de Ridley Scott. Una temática (cine de espías) a la que no nos tiene acostumbrados Ridley (a pesar de haber tocado una gran variedad de géneros).

Así nos encontramos con un film de espías que está a medio camino entre las pelis de su hermano Tony y Syriana. Sin llegar a ser ni una cosa ni la otra. Es decir, se deja ver con el piloto automático puesto, no se complica la trama en exceso. Se basa más en las conversaciones que tienen los personajes que en las escenas de acción, de las que no recuerdo ninguna memorable. Tenemos un guión lleno de trucos básicos para que funcione, pero que son demasiado evidentes. Incluso nos muestra una historia de amor que sirve de motivación para el tramo final de la película.

No es que sea una peli desdeñable, por lo menos es entretenida (sus más de dos horas pasan volando). Incluso aporta algunos elementos interesantes, cómo las conversaciones entre los dos espías, DiCaprio en medio de la acción jugándose la vida en oriente medio y a 12.000 kms tenemos a Crowe en su casa combinando su trabajo de espía con su vida familiar. Enfatizando la posición de dos espías con distintos ámbitos de trabajo, pero tan necesario el uno como el otro. Algo que será clave en el desarrollo de la historia al crear un enfrentamiento entre las formas de actuar entre uno y otro personaje.

También me pareció bien que sea moralmente ambigua y que no sea un panfleto norteamericano. Vemos cómo ni la CIA ni el servicio secreto de Jordania escatiman en métodos poco ortodoxos. Sin importarles utilizar gente inocente para conseguir sus objetivos.

Se nota que si en algo es bueno Scott es en saber usar a estrellas cinematográficas para sus películas, algo a lo que nunca renuncia. Tanto Crowe como DiCaprio (y este último tiene más mérito) están bien en sus papeles. Lástima que no sepa o no se moleste en buscar equipo técnico y artístico que también sean estrellas en sus ámbitos para volver a organizar alguna peli que se acerque a sus dos obras maestras. Pero de eso hace mucho tiempo, y posiblemente no vuelva a ocurrir.

Lluís Alba

diumenge, 2 de novembre del 2008

Disaster movie

Jason Friedberg y Aaron Seltzer, llevan unos años aprovechando al máximo el filón de las películas de parodias. Juntos han hecho Epic movie, Date movie, Casi 300 y Disaster movie. Y ya antes habían creado los guiones del primer Scary Movie. Aplicando siempre el mismo esquema de ir parodiando las más recientes películas y personajes famosos del mundo del espectáculo norteamericano.

Básicamente es como ver cualquier programa de gags televisivo, pero en el cine. Lo que aquí hemos visto con Cruz y Raya, Los Morancos, Martes y 13, los programas del Arús o el Polònia. De ahí a que la mayoría de actores vienen de la televisión, sea en series o en programas de imitaciones

Hay tal cantidad de gags que alguno hace reír. Lo malo es que necesitas pasar por 400 bromas para que la 401 te haga gracia. Y se basan excesivamente en la parodia de personajes famosos norteamericanos, seguramente perdamos alguna broma en esas imitaciones al no estar acostumbrados a escucharlos hablar tanto como ellos. Pero como todo el mundo occidental es como si perteneciera a EEUU (sólo hay que ver el seguimiento que se hace de la campaña presidencial de los EEUU en España), sus famosos también son los nuestros.

Reconozco que tengo cierta debilidad por este tipo de películas, a pesar de que son tan malas que no merecen catalogarse así. Tiene su coña ver a un Alvin y las ardillas caníbales, a Sarah Jessica Parker interpretada por un tío, al modelo de Calvin Klein con los calzoncillos cagados etc… Pero son gags que no vienen a cuento, están metidos con calzador, sin importar en lo más mínimo el hilo argumental principal (si es que existe). Quizás lo más gracioso viene con los gags rápidos que no con el abuso que se da con algunas escenas alargadas hasta el agotamiento del público. Destacaría entre ellos el de Hancock y el niño, y el de los zapatos de cristal de la princesa de Encantada. O, alguna sutileza (y soy generoso) que aparece con pinceladas, como cuando se critica a Hayden Christensen en Star Wars a través de una parodia de Jumper. Y, al finalizar la película se parodia la canción I’m fucking Matt Damon que ya era una parodia en sí.

Es una pena que este género haya degenerado tanto y ahora tengamos que guardar como un tesoro nuestras copias de Aterriza como puedas, Top Secret, Agárralo como puedas y Hot shots para no olvidar que se podían hacer buenas películas de parodias.

Lluís Alba