dilluns, 22 de desembre del 2008

El intercambio

Cuando oí hablar por primera vez de El intercambio, Clint Eastwood dirigiendo un guión de mi idolatrado J. Michael Straczynski, pensé que se trataría de una peli de ciencia ficción. Me cuesta ver paralelismos entre Babylon 5 (podría poner alguno pero sería cogido con pinzas) y esta película, así que poco más voy a opinar del factor decisivo que tenga el guionista en esta peli, y sí del de su director.

Sin lugar a dudas, esta es una peli de Clint Eastwood, un thriller sobrio, drama, buena dirección clásica, excelente dirección de actores (incluso Agelina Jolie parece buena actriz), recreación perfecta de la época etc…

Cuesta creer que la peli esté basada en hechos reales, una corrupción tan abiertamente obvia de la policía sería impensable ahora (seguramente también la habrá, pero más encubierta y sibilina). Pero, para ello, hay que pensar en la época en la que ocurren los hechos (de 1928 a 1935), cuando una mujer independiente no estaba muy bien considerada. Por eso no es de extrañar el (mal) trato del capitán de policía hacia Christine Collins, si no que el resto de personas a su alrededor, piensen igual o no, le dejan actuar impunemente. Por eso encontré a faltar que sólo juzgaran al capitán de policía y a su directo superior, dejando exentos al médico corrupto, al director del psiquiátrico y al resto de enfermeras que trabajan ahí.

Uno de los grandes aciertos de la peli es mostrarnos una época en concreto sin caer en el tópico de ir mostrando los acontecimientos históricos que todos conocemos. No hay referencia alguna al crack del 29, seguramente porque a la persona que protagoniza la peli no le importe lo más mínimo y tenga, en el rapto de su hijo, una crisis personal mucho más importante que cualquier crisis financiera que tanto se preocupan de hacernos notar.

Además del drama personal que padece la protagonista, hay unos pasajes de la peli en la que seguimos la investigación de un policía (esta vez sí parece honesto) sobre un niño que debe extraditar a Canadá.Mostrándonos la América gótica de terror más profunda, y uno de los mejores momentos de la historia. Incluso ahí está una de las mejores secuencias, cuando el niño le va relatando todos los crímenes que ha tenido que ver, y vemos cómo el cigarro del policía se ha consumido entero sin que este haya podido dar ni una calada por el asombro de lo que le están explicando.

Todo esto, hace que la peli más fácilmente comparable a El intercambio sea Mystic River. En la que también estaba muy presente el fácil abuso que puede tener un adulto sobre un menor.

En mi opinión, no es la mejor peli de Eastwood, ni una obra maestra. Pero sí una muestra perfecta de buen cine clásico y convencional bien hecho, que más de algún director quisiera poder hacer.

Lluís Alba

dimarts, 16 de desembre del 2008

My blueberry nights

Presentada en Cannes en Mayo de 2007, por fin llega al circuito comercial español My blueberry nights. No seré yo quien descifre los entresijos de los retrasos y cambios de fecha de las distribuidoras, pero es conveniente que una película se estrene bajo la estela de su fama y no cuándo la mayoría han olvidado su existencia.

My blueberry nights es la primera película de Wong Kar Wai en EEUU. Por suerte no lo hace como muchos directores asiáticos contemporáneos, contratados por grandes estudios para hacer remakes o versiones de sus mismas películas. Si no que se trata de una peli independiente, dónde Wong Kar Wai puede tener la libertad de trasladar su universo e ideas a los EEUU.

Con el cambio de idioma ha necesitado la ayuda de un guionista americano para ayudarle, Lawrence Block, reputado escritor de novela negra. Seguramente su aportación se deba más al lenguaje y a la ayuda de convencionalismos americanos en los que Wong Kar Wai pueda encontrarse perdido. Pues en lo demás, no se aprecia diferencia entre sus precedentes películas, siempre guionizadas por él en solitario.

La peli nos muestra tres historias de amor, pero de diferente calado. En las que tenemos a Lizzy (Norah Jones) como nexo de unión y a la que seguimos para que nos muestre cada historia. Empezando por su propia historia, en la que conoce a Jeremy (Jude Law), un tipo que está delgado a pesar de ponerse ciego de pasteles cada noche en la cafetería que regenta. Así se conocen dos personas, ahogando sus penas en una tarta de arándanos.

Formalmente vemos todos los elementos que aparecen en la filmografía anterior del director, la cámara lenta que ya pudimos ver (quizá abusivamente) en 2046, el papel pintado de las paredes, las luces de neón, los relojes de pared, la importancia de la música en el relato.

Además del debut como actriz de Norah Jones, también tiene su aportación musical con una canción suya hacia el final. Como curiosidad, también diré que no es la única cantante que aparece en la película, Chan Marshall (o Cat Power, que es como se la conoce musicalmente) tiene una breve pero importante aportación en la película, como ex novia de Jeremy (Jude Law). Por lo visto Wong Kar Wai pasó durante todo el proceso de localización del film escuchando a Cat Power, finalmente no eligió ninguna canción suya para la peli, pero sí que creyó importante que ella apareciera.

Personalmente mi película favorita de Wong Kar Wai es Deseando amar, seguramente por el momento en que la vi significó mucho más que cualquier otra peli del director. Pero como siempre que doy mi opinión procuro ser subjetivo, creo que My blueberry nights tiene todo lo necesario para convertirse en mi segunda peli favorita de su filmografía. Al menos me ha parecido mucho más accesible que la anterior 2046, película pretenciosa en exceso.

Lluís Alba

dissabte, 13 de desembre del 2008

Ultimátum a La Tierra

¿Son necesarios los remakes? En general podría decirse que no, pocas ocasiones un remake supera la original. Pero meterse a volver a hacer una peli de hace más de 50 años, que está considerada como una obra maestra, sólo cabe en la cabeza de un loco o de una multinacional. La crisis de ideas de los grandes estudios les hace buscar historias de debajo de las piedras, sin importarles si deben o no respetar el medio al que se dedican.

Aunque no esperaba que la peli fuera mejor que la original, sí esperaba algo más. Y entrar en una sala a ver una peli sin tener grandes expectativas y salir decepcionado dice poco del film.

El arranque vertiginoso que tenía la peli original se pierde totalmente en una búsqueda de dar una explicación científica a la llegada de Klaatu a la Tierra. Ya me parece bien que haya cambios en el guión, de hecho preferiría que hubiese más y se les hubiese ocurrido que podrían hacer una peli partiendo de cero, que también es posible. Digamos que lo mejor de la peli es esta aportación en la que se explica cómo un alienígena tiene apariencia humana. Eso y unos efectos especiales, lógicamente, más avanzados, es lo único bueno que se puede destacar de este remake.

El guión es bastante flojo, tiene más agujeros que los calcetines de Rajoy. Por citar uno, al inicio, cuando llega la esfera a la Tierra, se supone que va a tal velocidad que podría destruir el planeta. Lo único que se les ocurre es enviar a todos los científicos en helicóptero al mismo sitio dónde debe caer el peligroso objeto, es decir, envían a los que deben investigar este problema al lugar dónde tienen más posibilidades de morir.

La principal diferencia de una historia a otra, es el motivo de la llegada de Klaatu a la Tierra, mientras que en la original se hacía por el peligro de la guerra fría y las armas nucleares, aquí es por ecologismo. Como si actualmente no hubiese guerras, ni armas nucleares. Aunque esto le va perfecto al director, Scott Derrickson para incluir su iconografía religiosa: paralelismos de Klaatu con el Mesías, el arca de Noé seguido de una cantidad de escenas de lluvia abundante, el plano obvio de una iglesia en contrapicado con la esfera llegando a la Tierra, personas de diferentes culturas rezando ante la inminente llegada de la nave espacial etc…

Los personajes son bastante planos, y el único que tiene una serie de matices interesantes, es el niño (hijo de Will Smith), pero que llega a ser tan repelente que desearías que Gort lo matase al principio de la peli. No sé hasta que punto es repelente el personaje o el propio actor, habrá que esperar a sus próximas películas para comprobarlo.

Es poco creíble la cambio de actitud de Klaatu en la película, no parece lógico que una decisión tan drástica como la que tiene que llevar el personaje, sea tan poco estudiada, y más viniendo de un grupo de civilizaciones tan avanzadas.

Sobre Gort (al cuál tienen que buscarle una explicación a su nombre, cuando quizás no hacía falta), aquí realizado por ordenador, resulta más creíble que el traje de gomaespuma de la clásica. Pero lo que significa el personaje ya no es lo mismo, convirtiéndolo en un icono desaprovechado. Quizás hubiese sido mejor (aunque demasiado friki para Fox) que Gort hubiese ido destruyendo la Tierra como un Mazinger Z gigante en lugar de ese enjambre copiado de La Momia. Ese gran final, por duro y aséptico que tenía la peli de Robert Wise, aquí se desmorona como el enjambre de insectos en el que se transforma el robot. Todo por la búsqueda de un Happy End, en lugar de dar un final de advertencia a los espectadores como en el original.

Este cambio de Gort, también afecta a la secuencia más recordada del clásico original, cuando Patricia Neal decía las palabras Klaatu Barda Nitko. Aunque también aparecen en esta película, seguro que no hubiesen pasado a la historia de no ser por cómo se trataron en la película de Robert Wise.

Lo único que puede tener de bueno este remake es que haya jóvenes interesados en el cine que descubran que existía un clásico de la ciencia ficción de 1951 y se interesen en verla ahora. Pero, si llega a un 1% de los espectadores ya será todo un récord.

Lluís Alba

dimarts, 9 de desembre del 2008

Mongol

Biopic nominado a la mejor película de habla no inglesa en la pasada gala de los Oscar (de la que resultó ganadora Los falsificadores). Narra la infancia y juventud de Temudgin, un nómada mongol que acabará siendo mundialmente conocido como Genghis Khan.

Sergei Bodrov escogió Genghis Khan, porque en la escuela siempre era presentado como un monstruo (los mongoles ocuparon gran parte de Rusia durante 200 años). Más adelante se interesó por saber más de la persona que unificó al pueblo mongol y conquistó casi toda Asia. Leyendo todo libro que pudo sobre Genghis Khan descubrió su infancia, llena de tragedias: huérfano, esclavo, su mujer fue raptada y traída de regreso embarazada etc…

Esto es lo que vemos en la película, más basada en leyendas y especulaciones que en una realidad prácticamente desconocida. Bodrov rueda una superproducción sin tantos medios como el cine de Hollywood, pero con una mirada superior a la que estamos acostumbrados. Intercala muy bien las secuencias de acción con otras más pausadas. Todas están bien rodada, las batallas, a pesar de contar con multitud de personas luchando se entienden perfectamente. En general no pecan de exceso de espectacularidad. La espectacularidad se la guarda para un par de acciones clave. Más allá de si la historia es real o no, se entiende perfectamente y se llega a comprender las motivaciones del personaje y en lo que se convertirá. Son más de dos horas que se pasan volando y un final que te deja con las ganas de más.

Tadanobu Asano, actor japonés que hemos podido ver en occidente en Ichi The Killer (de Takashi Miike) y en Zatohichi (de Takeshi Kitano), es el encargado de dar vida a Temudgin. Y no podría haber escogido mejor, le da un gran carisma al personaje y está a la altura en todos los matices que tiene, tanto en escenas de lucha, como en las más íntimas con su mujer o su hermano de sangre.

Rodada en Rusia, China y Kazahstan, con los mismos paisajes dónde ocurrió la historia real, unido al uso de la lengua mongol, da un toque de realismo mayor al que estamos acostumbrados. Si a eso unimos una ausencia de molestos efectos digitales, con una minuciosa reconstrucción de la época, nos da como resultado una película que resulta tan interesante al que va a ver un espectáculo como al aficionado a la historia que desee aprender más.

Lluís Alba

dimarts, 2 de desembre del 2008

diumenge, 30 de novembre del 2008

Forasters

Tercera vez que Ventura Pons adapta a Sergi Belbel, tras Carícies y Morir (o no). No he visto Carícies, pero Morir (o no) me pareció mucho más redonda que esta peli, que tampoco tiene nada que desmerecer.

Para empezar hay que darle el mérito a Ventura Pons de rodar una película al año en catalán, habiéndose ganado el apodo del Woody Allen catalán. Y curiosamente esta película empieza igual que Vicky Cristina Barcelona, con un plano sobre el mosaico de Miró en el aeropuerto de El Prat. Que no sé si será casual.

Lo más novedoso del film es el debut de Joan Pera en el cine. El habitual doblador de Woody Allen, y de la mayoría de personajes de comedia de las series de la BBC que emite TV3. Actor de teatro, cómico etc… Pero, hasta ahora, no había aparecido en la gran pantalla. Y, además, en un drama, con muy poca concesión a la comedia dónde está más acostumbrado. Hay que decir que sale del entuerto bastante bien. Notándose que tiene tablas. Quizás por tenerlo visto haciendo comedia, costaba un poco escuchar su voz sin pensar en ello.

La historia en sí, es un drama de los grandes. Mostrando la vida de una familia en un piso en los 60 intercalándola con la misma familia en el mismo piso en la actualidad. Retratando a la perfección una familia catalana y cómo ven a los inmigrantes andaluces en los 60 y a los marroquíes en la actualidad.

Es en el retrato de la familia catalana dónde está lo mejor de la peli, de los prejuicios, de las peleas, la inmigración, la homosexualidad etc… Dónde peor lo he visto ha sido en el retrato de los inmigrantes, tanto andaluces como marroquíes, que se ven algo más caricaturizados y mostrados con los tópicos de siempre: Bailando Sevillanas nada más llegar al piso unos, y tocando música árabe y bebiendo té todo el día los otros. Quizá la idea era mostrarlos así para enfatizar que se está viendo desde el punto de vista del nativo y de cómo vemos a los que vienen de fuera.

Uno de los males que afecta a las series de TV3, y que también afecta a esta peli, es que todos los inmigrantes hablan en catalán. Algo que resulta poco creíble si vemos la realidad. Incluso vemos a marroquíes hablando catalán entre ellos cuando están solos en su piso.

Dejando aparte esas pinceladas que restan credibilidad a la película, por suerte está una serie de magníficos actores que dan lo mejor de sí mismos. Desde una veterana Anna Lizaran interpretando dos personajes hasta la joven Georgina Latre que esperamos ver en más películas y que deje los insoportables culebrones de TV3.

Lluís Alba

Somers town

La nueva peli de Shane Meadows es casi como un documental sobre unos días en concreto en la vida de dos adolescentes. Enfatizado esto con una filmación de cámara en mano y en blanco y negro. Para ello se dejó mucha improvisación a los actores, Thomas Turgoose (al que pudimos ver en su anterior film This is England) y Piotr Jagiello.

Aunque me ha parecido algo inferior a This is England, también hay que tener en cuenta que esta peli es menos convencional. Pero muestra a la perfección esta etapa de la vida que muchos adolescentes de clase baja (y a veces no tan baja) se encuentran cuando no están ni estudiando ni trabajando. Sin saber que hacer con sus vidas.

En esta etapa se encuentran Marek, inmigrante polaco que vive con su padre y Tommo, sin familia, que ha emigrado del norte de Inglaterra a Londres, por su cuenta y riesgo. Nada más llegar a la gran ciudad es atracado. Y sin nada más que el chándal que lleva encima conoce a Marek. A partir de ahí surge la amistad entre ambos, y la peli nos muestra su día a día, cómo sobrevivir, ganar un mísero dinero con trabajos absurdos, travesuras y como ambos se enamoran de la misma chica, Marie.

Es curioso como la parte en la que van juntos los dos chicos con Marie se asemeja mucho a Jules y Jim de Truffaut. No sé si había la intención de un homenaje.

Lluís Alba

La ola

Película alemana basada en una historia real que ocurrió en un instituto de California en los 60. Un profesor, para explicar lo que es la autocracia creó un régimen dictatorial en su clase. Un experimento que se le fue de las manos.

Resulta curioso que algo que pasó en California se traslade a Alemania para la película. Un país dónde para siempre tienen presente lo que es una dictadura para que no vuelva a ocurrir y no pretenden olvidar ni dejarlo enterrado como pretenden algunos sectores en España. Esto sirve para enfatizar que ni en un país civilizado y tan pendientes de su memoria histórica, están exentos de que vuelva a ocurrir.

Para que esto suceda, sólo hace falta encontrar una serie de adolescentes (una edad en la que todavía somos más manipulables de lo habitual), y un líder con carisma, en este caso el profesor Wenger. El típico profe enrollado que va con camisetas de Los Ramones a clase.

Cuesta de creer que en una semana ocurra todo lo que narra el film, desconozco si lo que pasó realmente en California fue también tan rápido. Velocidad a parte, sí que está bien mostrado como la mayoría de alumnos están más solos de lo que creen, y necesitan La ola para sentirse arropados y formar parte de un colectivo. Incluso el profesor, sin darse cuenta, saca de dentro una parte dictatorial y violenta que jamás hubiese creído que existía en él.

El aspecto visual de la peli tiene más pinta del típico telefilm de las tardes del sábado basado en hechos reales. Aunque, eso sí, de los buenos.

No es que sea una gran película, pero es lo suficientemente interesante como para reflexionar sobre lo visto. Por lo visto el director, cambió el final de la novela para que su película no tuviera el efecto contrario de lo que quería denunciar.

Lluís Alba

Outlander

Outlander nació como una versión más “realista” de la leyenda de Beowulf. Al menos eso es lo que explica su director, Howard McCain. Para ello cambió el concepto de Grendel como monstruo fantástico por un monstruo alienígena.

Dejando aparte las ideas originales del director, es cierto que Outlander recuerda mucho a Beowulf. Sólo conozco la película de Zemeckis, que es superior en cuanto a técnica y espectacularidad, pero está muy debajo de Outlander si compiten en ritmo y entretenimiento.

Outlander es una peli con sabor a serie B, puro entretenimiento sin pretensiones. Y conseguir entretener durante 115 minutos ya es todo un mérito. La extraña mezcla entre vikingos y extraterrestres funciona muy bien, el guión intercala a la perfección las escenas de acción con la dosis justa de descanso entre ellas. Tenemos peleas entre los protagonistas, ataques del monstruo, batallas contra otros clanes vikingos. Todas bien filmadas, la acción se entiende y no cortan cada plano a los dos segundos como en la reciente Quantum of solace, dónde habrán gastado diez veces más de presupuesto en filmar unas escenas que no se ven.

Cuenta con escenas que sorprenden, épica, drama, incluso una pequeña burla divertida contra la religión cristiana y unos buenos personajes que evolucionan. También aporta algunas secuencias de gore (las justas para un público generalista, tampoco hay que exagerar). Y la aportación de buenos actores, además de Jim Caviezel (aunque no sé si catalogarlo dentro de los buenos actores, al menos está más que correcto), me han gustado los semi-desconocidos Sophia Myles y Jack Huston. Y los siempre solventes John Hurt y Ron Perlman.

Se ha criticado el aspecto de la criatura de la película, incluso he leído como la definían como un árbol de navidad con patas. Quizá no gane el premio al mejor diseño, ni a los mejores efectos digitales, pero da el pego y la iluminación propia de la criatura, aporta la dosis de terror necesaria a un personaje que aparece de noche.

Es una pena que en los últimos años cueste encontrar más pelis como esta, puro entretenimiento para disfrutar durante dos horas y salir satisfecho del cine. Habrá que estar atento a los próximos proyectos de los guionistas Howard McCain y Dirk Blackman: Underworld 3 y Conan.

Lluís Alba

dissabte, 22 de novembre del 2008

Quantum of solace

Secuela directa de Casino Royale, la película que sirvió para refundar la saga Bond. Un Bond más humano, más serio, más parecido al personaje original de las novelas de Ian Flemming. Un cambio parecido al que se intentó con el Bond de George Lazenby en 007: Al servicio secreto de su majestad (película que, desde aquí, reivindico). Seguramente no fue el momento adecuado. Parece que ahora sí lo es.

Quantum of solace mantiene la mayoría de rasgos identificativos del “nuevo” Bond que vimos en Casino Royale, pero el cambio de dirección no le ha sentado nada bien. Marc Forster no parece dotado para las secuencias de acción. Desde el inicio ya se nota, una persecución de coches en la que cuesta adivinar quién es quién. Y una posterior secuencia de Bond persiguiendo a una persona, que si la comparamos con la (magistral) secuencia parecida que hay al inicio de Casino Royale es de vergüenza ajena. Después encontramos otras secuencias copiadas literalmente de la saga Bourne, como una pelea en un piso o James Bond yendo en moto. No hay que decir que en la comparación también sale perdiendo Quantum of solace.

Por otro lado sigue manteniendo algunas de las cosas positivas que tuvo su predecesora. Como la relación entre M y Bond, cada vez más parecen madre e hijo. Ver a unos personajes más humanizados: Bond sufre tanto física como psíquicamente. M compaginando su vida laboral con su vida privada, mientras se echa crema anti-arrugas la vemos hablando por teléfono desde su casa con Bond en la otra punta del mundo (algo parecido a lo mostrado por Ridley Scott en Red de mentiras). Se avanza un poco más en la trama de la conspiración de un grupo global de criminales del que no sabe nada ni el mismo servicio secreto británico. También seguimos viendo detalles que homenajean a las películas clásicas de Bond, como una chica bañada en petróleo en la misma posición que la bañada en oro de Goldfinger.

También ha habido algunas novedades con respecto a Casino Royale que me han gustado, como el diseño individualizado de cada rótulo que nos indica la ciudad en la que nos encontramos.

Otro de los aciertos de esta secuela es la de continuar usando buenos actores para el malvado de la función. Esta vez le toca a Mathieu Amalric, excelente actor como se pudo comprobar en La escafandra y la mariposa.

Olga Kurylenko también está muy bien (sólo hace ver las fotos) pero no hace olvidar a Eva Green. Interpreta a Camille, una versión femenina de un Bond en sus inicios, más inexperto. Pero ambos buscan una venganza que les hará unir sus fuerzas.

Como curiosidad comentaré que es la primera película en la que Bond no dice aquello de: Me llamo Bond, James Bond. Y en la que tampoco vemos al inicio la clásica imagen de 007 disparando a la cámara.

En definitiva, un paso atrás con respecto a Casino Royale, pero manteniendo suficientemente los rasgos característicos de este nuevo Bond para que tengamos esperanzas de que la tercera parte (no está anunciada, pero seguro que la habrá) nos deleite nuevamente.

Lluís Alba

dimarts, 18 de novembre del 2008

Red de mentiras

Red de mentiras es una película que parece más propia de Tony que de Ridley Scott. Una temática (cine de espías) a la que no nos tiene acostumbrados Ridley (a pesar de haber tocado una gran variedad de géneros).

Así nos encontramos con un film de espías que está a medio camino entre las pelis de su hermano Tony y Syriana. Sin llegar a ser ni una cosa ni la otra. Es decir, se deja ver con el piloto automático puesto, no se complica la trama en exceso. Se basa más en las conversaciones que tienen los personajes que en las escenas de acción, de las que no recuerdo ninguna memorable. Tenemos un guión lleno de trucos básicos para que funcione, pero que son demasiado evidentes. Incluso nos muestra una historia de amor que sirve de motivación para el tramo final de la película.

No es que sea una peli desdeñable, por lo menos es entretenida (sus más de dos horas pasan volando). Incluso aporta algunos elementos interesantes, cómo las conversaciones entre los dos espías, DiCaprio en medio de la acción jugándose la vida en oriente medio y a 12.000 kms tenemos a Crowe en su casa combinando su trabajo de espía con su vida familiar. Enfatizando la posición de dos espías con distintos ámbitos de trabajo, pero tan necesario el uno como el otro. Algo que será clave en el desarrollo de la historia al crear un enfrentamiento entre las formas de actuar entre uno y otro personaje.

También me pareció bien que sea moralmente ambigua y que no sea un panfleto norteamericano. Vemos cómo ni la CIA ni el servicio secreto de Jordania escatiman en métodos poco ortodoxos. Sin importarles utilizar gente inocente para conseguir sus objetivos.

Se nota que si en algo es bueno Scott es en saber usar a estrellas cinematográficas para sus películas, algo a lo que nunca renuncia. Tanto Crowe como DiCaprio (y este último tiene más mérito) están bien en sus papeles. Lástima que no sepa o no se moleste en buscar equipo técnico y artístico que también sean estrellas en sus ámbitos para volver a organizar alguna peli que se acerque a sus dos obras maestras. Pero de eso hace mucho tiempo, y posiblemente no vuelva a ocurrir.

Lluís Alba

diumenge, 2 de novembre del 2008

Disaster movie

Jason Friedberg y Aaron Seltzer, llevan unos años aprovechando al máximo el filón de las películas de parodias. Juntos han hecho Epic movie, Date movie, Casi 300 y Disaster movie. Y ya antes habían creado los guiones del primer Scary Movie. Aplicando siempre el mismo esquema de ir parodiando las más recientes películas y personajes famosos del mundo del espectáculo norteamericano.

Básicamente es como ver cualquier programa de gags televisivo, pero en el cine. Lo que aquí hemos visto con Cruz y Raya, Los Morancos, Martes y 13, los programas del Arús o el Polònia. De ahí a que la mayoría de actores vienen de la televisión, sea en series o en programas de imitaciones

Hay tal cantidad de gags que alguno hace reír. Lo malo es que necesitas pasar por 400 bromas para que la 401 te haga gracia. Y se basan excesivamente en la parodia de personajes famosos norteamericanos, seguramente perdamos alguna broma en esas imitaciones al no estar acostumbrados a escucharlos hablar tanto como ellos. Pero como todo el mundo occidental es como si perteneciera a EEUU (sólo hay que ver el seguimiento que se hace de la campaña presidencial de los EEUU en España), sus famosos también son los nuestros.

Reconozco que tengo cierta debilidad por este tipo de películas, a pesar de que son tan malas que no merecen catalogarse así. Tiene su coña ver a un Alvin y las ardillas caníbales, a Sarah Jessica Parker interpretada por un tío, al modelo de Calvin Klein con los calzoncillos cagados etc… Pero son gags que no vienen a cuento, están metidos con calzador, sin importar en lo más mínimo el hilo argumental principal (si es que existe). Quizás lo más gracioso viene con los gags rápidos que no con el abuso que se da con algunas escenas alargadas hasta el agotamiento del público. Destacaría entre ellos el de Hancock y el niño, y el de los zapatos de cristal de la princesa de Encantada. O, alguna sutileza (y soy generoso) que aparece con pinceladas, como cuando se critica a Hayden Christensen en Star Wars a través de una parodia de Jumper. Y, al finalizar la película se parodia la canción I’m fucking Matt Damon que ya era una parodia en sí.

Es una pena que este género haya degenerado tanto y ahora tengamos que guardar como un tesoro nuestras copias de Aterriza como puedas, Top Secret, Agárralo como puedas y Hot shots para no olvidar que se podían hacer buenas películas de parodias.

Lluís Alba

dimarts, 28 d’octubre del 2008

Transsiberian

La segunda peli de Brad Anderson producida por Filmax sigue evolucionando en la temática del autor. Pasando del terror de Session 9, el thriller fantástico de El maquinista a el thriller con tintes de terror que es Transsiberian.

Es una peli que puede verse a varios niveles. Por un lado, la trama más evidente. Un thriller con drogas, corrupción, crímenes etc… Si escavamos un poco vemos que la película habla sobre una persona que vuelve a enfrentarse a un pasado que parecía tener superado. Pero como ocurre con cualquier exdrogadicto, por mucho que haya dejado las drogas, siempre será un adicto que puede recaer si la tentación está al alcance.

La película gira totalmente entorno al personaje de Emily Mortimer. Un personaje con un pasado conflictivo que parecía haber superado, pero vuelve a ella en este viaje en el Transiberiano. Mientras que, por un lado, está su marido Roy (Woody Harrelson) que representa la bondad, por otro está Carlos (Eduardo Noriega) que representa todo aquello que dejó atrás. Lo que provocará una lucha interna entre sus deseos más primarios en contra de la estabilidad que ha alcanzado con su marido Roy.

Todo esto viene a ser lo que vemos en la primera parte del film, hasta que ocurre algo que no desvelaré aquí. Y entra en escena Grinko (Ben Kingsley), policía ruso que investiga el tráfico de drogas en el Transiberiano. Convirtiéndose más en una peli de suspense de terror como se viene anunciando, incluso llegándonos a mostrar alguna secuencia algo sangrienta (pero sin llegar al gore) más propia del cine de terror.

Lo único que no me gustó de la peli fue el abuso de flashbacks para explicar cosas que ya habían quedado evidentes. Incluso me dio la sensación que este recurso fue obligado por la productora por miedo a que la gente se perdiera algo de la película. Tanto es así, que llega un momento en que hay una sucesión de flashbacks innecesarios que parecen una burla del director contra el que le haya obligado a usar el recurso.

También me pareció un poco artificioso que Eduardo Noriega suelte una palabra en castellano en cada frase que dice. Con decir que se llamaba Carlos y que era español ya quedaba claro.

Lluís Alba

Leerlo en zumbarte.com

dijous, 23 d’octubre del 2008

Camino

Esta película es un cambio radical en la filmografía de Javier Fesser. Pasar de la comedia surrealista de El milagro de P. Tinto y La gran aventura de Mortadelo y Filemón al drama de Camino, como mínimo llama la atención.

Para visualizar este cambio, Fesser ha dejado de lado el estilo característico que ha tenido, hasta ahora, su obra, sobre todo ese ritmo frenético y acelerado que resulta muy bien en la comedia, para pasar a un estilo más pausado y con planos más largos. Aunque no hay un abuso desmesurado de los efectos digitales, sí encontramos como característica común dicha utilización de la infografía, presente en las escenas en la que vemos los sueños de Camino.

Curiosamente, las secuencias surrealistas (que deberían ser a las que Fesser esté más acostumbrado) son las que más chirrían en la peli. Aunque salvo de la quema las que muestra el (inconsciente) miedo que tiene Camino a su madre. Destacando una en la que, homenajeando, a Alicia en el País de las maravillas, Camino ve sus proporciones menguadas al lado de las de su madre.

No sé si pretendía ser una escena surrealista, un momento en la primera operación de Camino. Cuando la duermen, tienen que girarla boca abajo, y se ve el cuerpo desnudo de la niña. Seguramente, al no poder mostrarse el cuerpo desnudo de una adolescente, se sustituyó el cuerpo por una prótesis de gomaespuma que canta un poco por su rigidez y se nota a la legua que no es un cuerpo real. A no ser que fuera un homenaje de Fesser a su hermano, hubiese sido mejor no mostrar el cuerpo desnudo de la niña si no estaba permitido.

Camino trata varios temas, aunque principalmente es el retrato de un grupo de personas que pertenece al Opus Dei. Aunque Fesser sostiene que ha tratado de ser neutral, la peli es una crítica a dicha secta (ups). Pero es cierto que en ningún modo la muestra con un tono burlesco, simplemente mostrándolo con naturalidad ya queda retratado de sobras lo que son esta gente. La sensación que tuve, es la misma como si viera una peli que mostrara como viven integristas islámicos en la intimidad o cualquier otra religión exótica y lejana.

Aunque dónde se nota la mayor crítica al Opus es en la secuencia final, ironizando con el doble sentido los sentimientos reales de Camino con lo que entienden los mayores. Mostrando que cada uno cree en lo que quiere creer. El amor de una adolescente comparado por el amor a Dios de los creyentes.

Otro de los aspectos destacables del film es en el paralelismo entre Camino y su hermana mayor, Nuria. En Nuria vemos la proyección de lo que Camino podría llegar a ser, o al menos lo que pretende su madre, una numeraria del Opus. Mientras que Camino todavía es una niña que sueña con otras cosas más allá del amor a Dios, Nuria ya está en las redes del Opus y es una creyente fiel y sumisa que no tiene personalidad. Para enfatizar más este paralelismo, Fesser ha escogido dos actrices clónicas. De hecho, si sólo viéramos su rostro, cuesta diferenciar quién es Nerea Camacho y quién es Manuela Vellés.

Y es que, en los actores de la película, recae otra de las grandes virtudes de la película. Es cierto que hay algunos planos en lo que no se entiende la exagerada expresión en la cara de Nerea Camacho (tampoco se lo tendremos en cuenta), por lo demás hace un papel muy destacable y, seguramente, estemos ante el descubrimiento de una gran actriz. Pero tampoco hay que olvidar a la mencionada Manuela Vellés, a Mariano Venancio, Jordi Dauder ni a la gran interpretación de Carme Elias.

A pesar de todos los méritos relatados, no me ha parecido una película redonda. No criticaré su larga duración, dos horas y media, porque no me pareció que le sobrara ninguna secuencia (exceptuando el eterno final). Pero está claro que es un handycap para que haya más espectadores interesados en mover el culo de sus casas y depositarlos en una butaca de cine. Lo peor de la peli es cuando abusa en la búsqueda de la lágrima fácil de una manera fácil y tramposa (los sonidos de mocos en la sala competían directamente con los decibelios del Dolby Surround). También pierde la película cuando muestra cosas que ya se habían dado a entender sutilmente antes, como si pensara que el espectador es tonto.

Pero, el balance es positivo. Hay que tenerlos bien puestos en este país para hacer una crítica al Opus Dei abiertamente, esperemos que esto no le pase factura a Fesser por culpa de algún fanático religioso (que de esos hay muchos).

Lluís Alba

dijous, 16 d’octubre del 2008

Quemar después de leer

La nueva película de los Coen llega sin apenas repercusión y sin mencionar que es obra de los triunfadores de la pasada gala de los Oscar. Parece que para los medios generalistas sea más una peli de George Clooney y Brad Pitt, como si de una nueva parte de la saga Ocean’s eleven se tratara.

Como esta película ya estaba preparándose cuando les llegó el éxito del Oscar, todavía es pronto para ver si los Coen cambiarán a partir de ahora. Lo que sí es Quemar después de leer un regreso a la comedia después del thriller seco que supuso No es país para viejos.

Quemar después de leer, en mi opinión, está en un nivel medio-alto de la carrera de los Coen. Es decir, su regreso a la comedia no les ha hecho volver a sus trabajos más mediocres: Crueldad intolerable y, sobretodo, Ladykillers.
Es una película de enredos entre personajes estúpidos, mezquinos, cobardes, infieles, mentirosos etc… Quizás descolocados por los tiempos en que vive la sociedad estadounidense post 11-S.

La acción se sitúa en Washington, centro del poder político de los EEUU. Y todo el enredo comienza en la CIA, despidiendo a uno de sus empleados (John Malkovich), desencadenando todo el desastre que implicará a los protagonistas. Toda una metáfora de lo que suele hacer la CIA en el mundo, crear los problemas que luego no sabe resolver. Queda plasmado con ironía cómo una organización de espionaje internacional como la CIA es incapaz de entender que es lo que ocurre entre los protagonistas del film, y no puede resolver lo que ellos mismos han originado sin darse cuenta. Sus únicas soluciones son evitar que los problemas salgan a la luz pública, esperar que se resuelva solo y mirar para otro lado.

Mientras que los protagonistas son un retrato de lo más mediocre de la sociedad occidental: un George Clooney un adúltero compulsivo y mentiroso, un Brad Pitt haciendo de tonto musculitos, Frances McDormand cuya único objetivo en la vida es poderse hacer una operación de cirugía estética, Tilda Swinton como una mujer fría y calculadora y John Malkovich un irascible alcohólico.

En definitiva, una serie de personajes bien definidos, un buen guión de enredos, que contiene el humor negro tan característico de los Coen, con un doble fondo irónico y un final anticlimático convierten a esta película en la confirmación de que los Coen siguen en el buen sendero y, también con la comedia, vuelven a hacernos disfrutar en el cine.

Lluís Alba

dilluns, 13 d’octubre del 2008

The good, the bad, the weird

Esta fue la última peli que nos presentaron en la maratón de Sitges. Tras 8 horas de películas, se agradece que la última sea una peli de puro entretenimiento y diversión sin demasiadas pretensiones.

No estaba mi cabeza en ese momento para pensar mucho, así que me sumergí en el aspecto visual de esta versión Coreana de El bueno, el feo y el malo. Sus escenas de acción son lo mejor de la peli. Llenas de travellings, planos secuencia que siguen a los personajes, coreografías entre varios actores a la vez. Algo muy difícil de lograr, supongo que por ello se ha llevado el premio al mejor director del festival.

Tenemos a un tipo de protagonista que parece el habitual de las películas coreanas de acción, el típico tonto al que todo le sale bien, a pesar de su ineptitud (parecido al protagonista de The host). El que llega por casualidad al inicio de la película y consigue robar un mapa (que sirve de Mc Guffin del film) buscado por un bandido profesional, un caza recompensas, el ejército japonés, otra banda de bandidos y todos los que se quieran apuntar. Algo que recuerda a la comedia de Stanley Kramer El mundo está loco, loco, loco.

Mientras el protagonista avanza, casi por casualidad. La película va alternando las grandes secuencias de acción con otras más sosegadas. Pero prevaleciendo la comedia por encima de todo. Hasta llegar a una secuencia de acción trepidante de una persecución por el desierto entre todos los mencionados (con gente a caballo, en coche, en moto o corriendo), digna de pasar a la historia como una de las mejores en su género.

La banda sonora tiene influencias de Ennio Morricone (los silbidos y voces) y también de las películas de Tarantino. De la que llega a usar canciones de Kill Bill.

Aunque visualmente tiene una extraña mezcla entre Sergio Leone y Quentin Tarantino, creo que las secuencias de acción tienen la suficiente personalidad como para valorar la película por sí sola más allá de sus influencias.

Lluís Alba

Vinyan

La cuarta película de la maratón de Sitges, venía con un premio del jurado joven del certamen bajo el brazo. No sé cómo se elige ese jurado, ni como ellos deciden qué película les parece mejor. Pero el criterio que han tenido este año da ganas de no volver a ver una película recomendada por estas personas nunca más.

Creo que para ser la cuarta película de una maratón, necesitaba más caña. No es que la película sea desdeñable. Tiene unos créditos fantásticos. Una ambientación y efectos sonoros de lo mejor que he visto últimamente. Unos protagonistas guapos y atractivos, un inicio de historia que promete ser interesante. Pero… eso es todo. Un bonito envoltorio para una película que no pasa nada.

El resumen sería una pareja que buscan a su hijo tragado por una ola del famoso tsunami del 2004, acuden a un traficante de niños para que les muestre todos los poblados escondidos de Birmania para ver si su hijo está en uno de ellos. Todo es eso, hasta los últimos 5 o 10 minutos que la cosa cambia y se acaba la película.

Alguno de los participativos espectadores de Sitges llegó a gritar (cuando llevábamos más de una hora): ¡¿Cuándo empieza la película?! Y, al finalizar fue abucheada por un público decepcionado y quejándose de las personas que habían hecho la elección de este maratón.

Lluís Alba

Let the right one in

De lo mejorcito que he podido ver este año en Sitges es esta película de amor entre una niña vampira y un niño humano. En Hollywood han sido avispados y ante su incapacidad de crear ideas nuevas desde los últimos 20 años ya preparan un remake para el 2010.

Esta película podría ser la respuesta vampírica al Cobardes de Juan Cruz y José Corbacho. En la que vemos a Oskar, de 12 años siendo maltratado en su escuela por el típico chulillo de la clase. Cuando conoce Eli, una niña vampira, la animará a que responda al agresor y se defienda.

Mientras, inician un romance, casi imposible. Una historia de amor tierna, con cierta ambigüedad sexual. El aspecto frágil de Oskar contrasta con la fortaleza de Eli. Que puede llegar a confundir cuál de los dos es el niño o la niña. Esto queda enfatizado por algunos de los diálogos que mantiene la pareja, en la que ella le pregunta si también le gustaría si no fuera una chica. O cuando Oskar le pregunta si (su relación) va en serio, Eli le responde que no es una chica, y él contesta: vale, ¿pero vamos en serio?
Comprendiendo que su relación va más allá de lo sexual. Algo más fácil de explicar en una película de vampiros al tratarse de niños.

Pero, aunque esto sea el hilo conductor del film, en ningún momento se olvida que esto es una película de vampiros. Y tenemos la dosis habitual de sangre, asesinatos, gente ardiendo, alguna escena gore (leve, pero la hay). Y un final con un plano secuencia muy ingenioso.

Lluís Alba

Synecdoche, New York

Con un título difícil: Synecdoche, New York; Charlie Kaufman nos presenta su primera película como director.
También es una peli difícil para el espectador. Que necesita de su implicación para entrar (y no salir) de una obra tan surrealista como esta. Algo más fácil por parte de los que conozcan la obra de Kaufman como guionista.

Mantiene muchas de las características que se pueden ver en Cómo ser John Malkovich o El ladrón de orquídeas. Por un lado la propuesta surrealista, y el ver la película desde dentro y fuera del protagonista (alter ego del propio Kaufman).

Empezamos viendo la película desde una perspectiva más racional, y poco a poco se va mezclando con las partes más surrealistas. Como si de una espiral se tratara la cosa va aumentando progresivamente hasta una ida de olla casi tan propia como las de los últimos films de David Lynch. Sin llegar a alejarse tanto de lo convencional pero sin llegar tampoco a las hipnóticas imágenes del autor de Inland Empire.

No sé si es buscado por el propio Kaufman, pero la aceleración con la que va aumentando la propuesta surrealista, llega a un punto que se llega a comer la película. Quizás fui yo que me salí del film antes de llegar al final. Pero mientras la mezcla de lo real con lo que ocurre dentro de la mente del protagonista produce situaciones novedosas, divertidas, fascinantes… cuando lo surrealista llega a comerse a lo real resulta casi imposible seguir implicado.

Aún así, me quedo con la parte positiva, que es la mayor parte del film, sin llegar a ser una peli tan redonda como sus anteriores trabajos como guionista. Pero, siendo su ópera prima, ya tendrá tiempo para cambiar los (posibles) defectos o quizá no y sea yo el equivocado.

Lluís Alba

diumenge, 12 d’octubre del 2008

City of ember

Esta ha sido la película más floja que he visto nunca en el festival de Sitges. No es que no se hayan proyectado cosas peores, pero con las pocas pelis que puedo ver, no me había tocado nunca una como esta.

En parte fui por la curiosidad de ver por primera vez la gala de clausura, y me di cuenta que no me había perdido nada en todos estos años. Su director, Gil Kenan nos presentó la película rápidamente, al lado de su mujer y con su hijo de pocos meses en brazos (sufrí más por si se le caía el bebé que por las ¿aventuras? que pasan los protagonistas de la peli) y advirtiéndonos que era una película para niños.

Y, así es, una película para niños. Pero para niños muuuuy pequeños. No se la recomendaría a ninguno mayor de 8 años o se aburrirá soberanamente. De hecho he visto episodios de los Teletubbies o de Pocoyo mucho más interesantes.

Además, ver esta película justo después de Ponyo on the cliff by the sea, enfatizaba más el contraste negativo del film. Pues acababa de ver una peli para niños que también era interesante para un público adulto. Cuando llevaba más de media hora de película aún estaba esperando a ver cuando empezaba esto de verdad (sin darme cuenta que eso que estaba viendo era todo).

Los personajes no pueden ser más sosos, y eso que cuenta con buenos actores: Saoirse Ronan (la niña nominada al Oscar por Expiación), Tim Robbins, Bill Murray, Toby Jones, Martin Landau etc... Las situaciones por las que pasan los protagonistas son bastante aburridas, la forma de resolver el misterio y de cómo avanza la película es casual. La única situación en la que están en peligro por la persecución de una rata gigante dura tan poco que no llegas ni a pensar en que te tienes que preocupar.

Hay alguna situación en la que parece que la vis cómica de Bill Murray salve la secuencia, pero sólo lo parece. Como si el propio Murray pensara que para esta película no valía la pena hacer más de un 10% del esfuerzo actoral al que nos tenía acostumbrado en los últimos años.

Y todo eso viniendo del autor de Monster House, una de las mejores películas de animación de los últimos años. Lo dicho, salvo que tengáis un niño pequeño que os amenace de muerte por que lo llevéis a ver esta película, mejor manteneros alejados de los cines dónde se proyecte.

Lluís Alba

Ponyo on the cliff by the sea

Ponyo on the cliff by the sea vuelve a ser una demostración del maestro Miyazaki de cómo hacer una buena película de animación.

Esta vez el argumento es algo más sencillo que su anterior largo, El castillo ambulante, o eso me pareció a mí como espectador occidental. Quizás porque el argumento sea una versión libre (muy libre) de La Sirenita. No por ello la película esté exenta del torbellino de imaginación visual que nos demuestra siempre Miyazaki en sus películas.

El guión, aparentemente sencillo, está lleno de detalles. Todos los personajes están muy bien trabajados, cada uno tiene su personalidad. La madre de Sosuke debe ser el arquetipo que tienen los japoneses de las madres de hoy en día, pues es calcada a la madre de Shin Chan (y eso sin tener a un hijo tan travieso).

Es envidiable el sentido del ritmo, tanto de la película como de sus secuencias, que tiene este señor. Una historia tan sencilla podría llegar a ser aburrida a manos de cualquier otro. Pero las imágenes que nos presenta Miyazaki suelen tener algo casi hipnótico que te hace disfrutar a cada momento. A cada momento encontramos nuevos elementos que nos hace estar atentos, personajes variados (tanto fantásticos como no), situaciones nuevas etc… Que hacen estar pendiente de la película a todo momento pero mostrados de tal forma que no sientas el estrés de estar recibiendo mucha información de golpe.

En estos tiempos dónde se valora más la animación 3D, es un soplo de aire fresco ver una maravilla como esta en 2D, dónde cada elemento ha sido dibujado a mano. Incluso diría que no se ha usado el ordenador ni para animar (o al menos no se nota). Además, los fondos pintados a mano dan un toque especial que enriquece, aún más, a la película.

Sí, estamos ante una nueva obra maestra del autor. Una demostración de cómo hacer una película que sirva tanto para niños como para adultos, cosa que otras películas del festival no han logrado.

Lluís Alba

dissabte, 11 d’octubre del 2008

20th Century boys

La adaptación al cine de uno de los mejores mangas de los últimos años deja la sensación de la mayoría de estas adaptaciones: Ni frío ni calor.
Es bastante fiel al manga, la gran mayoría de planos son calcados a los dibujados por Naoki Urasawa, la historia es la misma, los personajes también etc… Pero toda la fuerza y el interés que tiene la historia cuando la lees se pierde en esta película.

No es que sea una mala peli, pero carece de una dirección con personalidad. En este mismo festival de Sitges, pudo verse Crows-zero y se notaba que detrás estaba un buen director. Pero aquí vemos como se sucede una secuencia tras otra y no podría destacar ninguna por encima de otra.

La peli tiene la suerte que la historia en la que se basa es buena, y mantiene el interés durante sus dos horas y media. En ningún momento se me hizo aburrida y se me pasó el tiempo volando. Pero está claro que cualquier fan, preferirá releer el manga antes que ver varias veces esta película.

Creo que funciona bien como complemento, pero no como película sola. Dudo que alguien que no haya leído el manga se aficione a esta historia a través del film. Pero para los que conocemos la obra original nos lanzaremos corriendo a ella para recordar lo que sentimos leyéndola.

Lluís Alba

dimecres, 8 d’octubre del 2008

Reflejos

Nueva película de Alexandre Aja y nuevo remake. Tras la justamente aclamada Las colinas tienen ojos, ahora se mete en un remake de una cinta coreana: El otro lado del espejo (Geoul sokeru) de Kim Sung-ho. Como no he visto la original no me meteré en comparaciones inventadas.

Tampoco la compararé con los otros dos trabajos de Aja que he visto, porque esta saldría perdiendo. Y no es justo.
Reflejos es una buena película de terror. Más que por su argumento, pues es el típico basado en producciones asiáticas de los últimos años, por lo bien que lo hace Aja. La ambientación está muy cuidada. Casi se puede palpar y respirar el polvo que hay en el hotel en ruinas dónde el personaje de Shuterland debe pasar las noches como vigilante (algo así como una versión oscura de Noche en el museo, pero en vez de muñecos parlanchines revoltosos, se encuentra con espejos que pretenden matarle). Un hotel en ruinas desde hace años, dónde no hay nada que vigilar, pero que sirve de premisa para que Shuterland lo pase mal durante la peli.

Además de un trabajo de mierda, Shuterland lo tiene todo para ser un desgraciado en esta peli: separado de su mujer, expulsado temporalmente del cuerpo de policía, traumatizado por disparar a un hombre, duerme en el sofá de su hermana y es adicto a unas pastillas para evitar ser adicto al alcohol. Con todo ese panorama, es normal que cuando empieza a comentar que los espejos le persiguen y pretenden matarle nadie le crea (aunque si fuese una persona ordenada tampoco le creería nadie en su sano juicio). Con la paradoja de los que vemos la película sabiendo que todo es una ficción nos creemos la historia que nos cuentan.

Aunque se nota que es un trabajo de estudio, Aja puede deleitarnos con su gusto con el gore, a pesar de estar bastante rebajado con respecto a sus anteriores películas. Sí encontramos alguna escena de impacto, como la publicitada de la bañera, que pierde su efecto por habernos mostrado la imagen en todas las revistas y webs que se dedican a este mundillo. Demostrando que cada vez es mejor no ver ni un tráiler ni una foto antes de una peli.

Lo peor de la peli son algunas concesiones que se deben al estudio (que creen que el público adolescente es ignorante, y lo malo no es que tengan razón si no que sus imposiciones surjan de esa premisa). Concesiones como la de los manidos sustos fáciles subiendo el volumen de un grito, un golpe o unos cristales rompiéndose, o la del final demasiado visto ya (como los finales de El hombre sin sombra o El exorcista: el comienzo, versión Renny Harlin).

Por suerte Aja dirige bien ese final y, lo que es mejor, nos acaba la peli con un epílogo mucho más acorde con el resto de peli y con sabor a La dimensión desconocida.

Lluís Alba

dimarts, 7 d’octubre del 2008

Crows zero

Una de las citas habituales en el festival de cine de Sitges es una película de Takashi Miike. Autor que suele rodar 5 o 6 pelis al año, de las cuales vemos una o dos en Sitges. Pero una o ninguna en circuitos comerciales, sea en cine o en DVD.

Este año he podido ver Crows zero (de la cual Miike ya está preparando una secuela), basada en un popular manga de Hiroshi Takahashi. Del cual no tengo referencias, pues no se ha publicado nada en España, aunque no me extrañaría que en breve alguna editorial avispada nos lo traiga.

Se nota que está basada en un shonen manga: vemos los característicos institutos japoneses, estudiantes con la imagen bien caracterizada (ropa y peinados que apenas cambian a lo largo de la película), peleas de artes marciales imposibles etc… Adaptar un manga a una película con actores reales no es fácil, normalmente siempre se nota artificioso y poco creíble, por no decir que cutre.

Por suerte, no es el caso, Takashi Miike rueda las mejores escenas de peleas que he visto nunca. Es la primera vez que veo repartir ostias rápidas y enterarme de lo que está pasando. Acostumbrados a las peleas con montajes frenéticos (con 0,5 segundos por plano) en las que no hay quién entienda nada, da gusto ver una película como esta, en la que disfrutas artísticamente de una buena pelea.

Pero no sólo por eso merece la pena ver la película, además de las salvajes peleas, encontramos escenas con grandes dosis de humor. Un humor muy característico del manga, pero efectivo. Memorable es la escena en la discoteca en la que intentan buscarle un ligue a uno de los matones del instituto que tiene problemas para relacionarse con chicas. Un humor de adolescentes, típico del manga, pero que sirvió para que toda la sala se descojonara.

Quizás haya un pequeño tramo de la película en el que pega un bajón hacia el final, pero, por suerte, este bajón acaba cuando llegamos a la pelea final ¡En la que participan más de 200 personas a la vez!

No será esta una de las películas más características de Miike, aunque es difícil catalogarlo, encontramos alguna secuencia propia de su universo particular. Como una de las pruebas al estilo Humor amarillo que hacen en el instituto en la que Serizawa golpea una bola gigante con el pie para derribar a unos bolos humanos, con un efecto digital de esos que se notan tanto, pero en lo surrealista de las secuencias de Miike queda bien.

Por último me gustaría destacar los créditos del inicio. Sin ser nada novedoso: Un grupo de rock japonés (con peinado friki) cantando con gran fuerza, mientras se alternan escenas que veremos a lo largo del film y vemos como el título Crows zero ocupa toda (pero toda) la pantalla. Logra que nos suba la adrenalina para ver la película con mucha más energía.

Lluís Alba

diumenge, 28 de setembre del 2008

Tropic Thunder

La nueva comedia de Ben Stiller tras las cámaras tiene pinta de convertirse en una peli de culto o en un referente para lo mejor que puede dar de sí Ben Stiller como director.

Se trata de una película que se ríe de Hollywood dentro del mismo Hollywood. Pues no escatima en medios, ni en efectos especiales de la mayoría de películas de acción actuales.

Crítica con buen humor. Lo mejor que se puede decir de esta peli es que hace reír (no soy de los habituales que ríen en el cine, pero viendo esta peli he reído, al menos, el 50% de las veces de lo que ha hecho el resto del público). Y la risa te ataca por diversos frentes, desde lo más básico con el cásico slapsitck, diálogos guarros, diálogos ingeniosos, secuencias absurdas, actores sobreactuados. Un bombardeo de ingenio.

Desde el principio con la inclusión de unos falsos trailers, quizás lo mejor de la peli, parodiando al cine actual de Hollywood. Lo más triste es que son creíbles, y podemos encontrar películas reales como las parodiadas sin pretender serlo. Me gustaría ver la cara habrá puesto Eddie Murphy al ver el tráiler en el que Jack Black le parodia tirándose pedos como haría en El profesor chiflado.

Pero la peli no se queda ahí, sigue con una sigue dilapidando tópicos, desde el director inglés de prestigio que no sabe cómo llevar a las estrellas cuando llega a Hollywood. Un Jack Black cocainómano, un actor negro que es todo un sex symbol para las mujeres realmente es gay, el joven actor que comienza y es el único que se ha leído el guión. Mención especial para Robert Downey Jr. en su interpretación de actor consagrado con varios Oscar que se cambia la pigmentación para interpretar a un negro, son especialmente divertidos sus diálogos con el verdadero actor negro. También es salpicada la industria cuando uno de los jóvenes actores explica la historia del Blu-ray y el HD-DVD y cómo el actor consagrado le manda callar como si a alguien le importara eso.

Me gustaría mencionar, como curiosidad, que parte de la idea del film se la deba Stiller a Ricky Gervais Y Stephen Merchant, los creadores de The office y de Extras. En el primer capítulo de Extras aparece Ben Stiller dirigiendo una película sobre la guerra de Bosnia en la que está presente el bosnio real damnificado en la guerra. Aquí encontramos un paralelismo en el que Nick Nolte interpreta al personaje que perdió las manos en la guerra de Vietnam que está presente durante el rodaje de Tropic Thunder.

Lo más curioso es cómo esta película puede parodiar lo mismo que a la vez utiliza. Pues parodia las películas con reparto de grandes estrellas, y en esta vemos juntos al propio Stiller, Robert Downey Jr., Jack Black (parodiando a un actor drogadicto que bien podría haber sido Downey Jr.), Nick Nolte, Matthew McCounaughey y Tom Cruise. Precisamente, Cruise podría ser parodiado por Brandon T. Jackson, sex symbol entre las mujeres que tiene que esconder su homosexualidad. A la vez que Tom Cruise hace lo mismo que Eddie Murphy en El profesor chiflado disfrazado de gordo, cuando esto había sido criticado al principio de la peli.

Lluís Alba

Passengers

Lo que aparentemente se nos anuncia como una película de suspense, sobre un accidente de avión y cómo van desapareciendo sus supervivientes, más bien acaba de ser una película romántica sobre personas aisladas que no acaban de encontrar su rumbo en la vida.
Esto es lo habitual del cine de Rodrigo García, quizás por eso se decidió a rodar este film a partir del guión de Ronnie Christensen. Hasta el momento, García, había rodado films de guiones suyos.

Sin ser una historia muy original, en la que seguimos como una psicóloga trata a los accidentados de un avión, y vivimos su romance con el más guapo del grupo, al menos, se nota la mano del director. La película tiene secuencias muy bellas. Me quedo con una de lo más romanticona en la que la Anne Hathaway y Patrick Wilson se besan en el agua, se sumergen y, el siguiente plano, pasa a ser en su habitación. Pero con una iluminación que hace parecer que estén bajo el agua, lo que lleva a un engaño durante unos segundos.

Mientras sigue el romance, vemos como algunos pacientes dejan de venir a la consulta. Como empiezan a crecer las paranoias de que alguien les sigue, cómo la compañía aérea trata de ocultar datos etc... Hasta que llega un giro en el guión, que ya hemos visto demasiado en los últimos años. Aunque, en general me parece mucho mejor integrado al conjunto, que en otras pelis similares, también hay que decir que hay unos cambios de actitud radicales (y muy tramposos) en dos o tres personajes que recuerdan al Robert De Niro de El escondite.

También es agradable ver de nuevo a Dianne West, acostumbrado a verla más joven en las pelis de Woody Allen se me hacía raro ver como se ha convertido en una viejecita.

Los que hayáis visto otras pelis de Rodrigo García (Cosas que haría con solo mirarla o Nueve vidas) ya sabréis que tipo de película os espera. Mucho más parecida a esos films que no a Perdidos como se pretendía vender.

Lluís Alba

dijous, 25 de setembre del 2008

Vicky Cristina Barcelona

La penúltima película de Woody Allen (siempre es la penúltima porque cuando estrena una ya ha rodado otra) es la más especial para los habitantes de Barcelona. Largamente anunciada, hemos ido viviendo el rodaje día a día. Ha habido polémicas con las habladurías de la prensa sobre Scarlett Johanson, sobre el dinero que ha invertido la ciudad en la película y cómo no lo hace para autores autóctonos etc… Así que el estreno de esta película, casi tenía sabor a reestreno.

Cuando se dijo que Woody Allen rodaría una película en Barcelona, casi no me lo podía creer (aunque se había rumoreado varias veces). Para mí, que me autoproclamo fan del director, era un evento especial, incluso soñaba con una escena compartida entre Joan Pera y el propio Allen. Pero cuando se iba sabiendo el casting protagonista español: Javier Bardem y Penélope Cruz me pareció que escogió demasiado fácil: los dos actores más internacionales que tenemos en este momento. Incluso que Bardem interprete a un pintor catalán me parecía algo fuera de lugar. Visto ahora en perspectiva, supongo que era la opción más lógica para una película internacional.

Una vez vista la película, se puede soltar el tópico de que no es el mejor Allen. Pero está claro que el mejor Allen va desde mediados de los 70 hasta finales de los 90 (que no es poco). Pero también se puede afirmar que la peor película de Woody Allen suele ser mejor que la mejor película de la media de los directores de cine.

Vicky Cristina Barcelona tiene todo lo habitual en el cine de Allen, amores imposibles, relaciones frustradas, cuernos entre gente de clase media alta etc… Pero hay algunas diferencias con respecto al Woody Allen de siempre. No sé si es por el director de fotografía Javier Aguirresarobe, pero hay algunas secuencias, sobre todo las rodadas en Oviedo, en el que la cámara está desenfocada. Como si hubiese puesto en piloto automático a lo Lars Von Trier en El jefe de todo esto. Otra diferencia está en los diálogos, cuando Penélope y Javier usan el castellano da la sensación de que Allen sólo les haya dado algunas indicaciones y les pida que improvise. Pues dudo que Allen conozca expresiones tan españolas como: niñata de mierda.

También se ha criticado que Allen sólo muestre lo más bonito de Barcelona. Aunque es lógico que así sea, no creo que conozca tanto la ciudad y sus alrededores como para ir mostrando los yonkis de Can Tunis. Aunque sí muestra a las típicas putas de Barcelona (aunque de forma más linda de lo que se puede ver en la realidad).

Lluís Alba

diumenge, 14 de setembre del 2008

El rey de la montaña

No es habitual en el cine español encontrarnos con una película como esta. Un thriller de terror, donde dos personas que se acaban de conocer son acosadas por un hombre armado en medio de una montaña.

La idea es muy parecida a la ópera prima de Spielberg, El diablo sobre ruedas. Y también, según dicen los que han tenido la suerte de verla, a Deliverance de John Boorman.

Aunque mantiene la tensión durante casi todo el metraje, da la sensación de que alargan la historia todo el rato para que dure la hora y media estándar, algo que no pasaba con la de Spielberg. Pero comparar a alguien con uno de los mejores directores de la historia no me parece justo. Así vemos la inclusión de una pareja de la Guardia civil que resulta artificiosa en el argumento, y sólo sirve para estirar un poco el chicle (además del tópico en que siempre son unos hijos de puta inéptos).

Los dos personajes principales están bien definidos, por un lado tenemos a Quím como un pelele que es capaz de viajar una larga distancia para visitar a una exnovia que probablemente ni lo quiera ver. Y por otro lado, Bea una chica misteriosa de la que no sabemos nada, excepto que es una ladrona, y demuestra más experiencia que Quím para sobrevivir y no perder la calma en las circunstancias en que se encuentran.

Resulta paradójico (y aquí empiezo a desvelar el final del film) que sea el pelele quién sobreviva a Bea gracias a su cobardía. Y es atrevido el tratamiento que se le da al personaje en ese momento, acostumbrados a ver en el cine a personas humildes capaces de sacrificarse por salvar la vida de los demás.

Llegados a ese punto en el que descubrimos que los asesinos son dos adolescentes que están jugando a rol, matando a todo aquel que pasa por la montaña para ver quién tiene más puntos. La película cambia totalmente de punto de vista. Hasta ese momento siempre veíamos todo desde la óptica de Quim, ahora es desde la mirada de estos dos asesinos adolescentes. En ese momento también incluye una secuencia subjetiva en la que vemos a los dos asesinos como si de un videojuego tipo Doom se tratara. Incluso vemos como la cámara sigue a una escopeta en primer plano, y al cargarla desaparece de la imagen, tal y como sucede en dichos videojuegos.

Aunque el final es interesante, resulta lamentable que siempre se utilice al juego de rol en las películas y series españolas para presentarnos a psicópatas y asesinos. Un tópico que hace que la película caiga muy por debajo de lo que había conseguido hasta ese momento.
Spielberg (o el guión de Matheson) logró un final igual de bueno sin que nadie nos explicara los motivos del asesino. Pero, como he dicho antes, no es justo comparar a nadie con un genio.

Lluís Alba

Ver info de la peli

dimarts, 2 de setembre del 2008

Hellboy II, el ejército dorado

Hacía tiempo que no iba al cine a ver una peli de evasión y me dejara tan satisfecho. Tras el medio fiasco que supuso la cuarta entrega de Indiana Jones y la vergonzosa Momia 3, creía que ya no me gustaban este tipo de películas. Por suerte Hellboy 2 demuestra que todavía existe el cine de entretenimiento bien hecho.

Aunque Guillermo del Toro parta de unos personajes bien definidos en los cómics de Mike Mignola, aporta suficiente personalidad para dar su toque. Es cierto que se nota mucho en esta película la influencia de los diseños ya aportados en El laberinto del fauno, pero no sólo se queda con eso. Combina elementos de otros grandes maestros de la animación: Miyazaki se ve presente en las hadas de los dientes, en el monstruo planta gigante con movimientos lentos tan característicos de las películas del maestro japonés. También se puede ver influencias de Jim Henson, sobretodo en algunos personajes que parecen sacados de Cristal Oscuro (el príncipe y la princesa Nuala).

El guión es ágil, divertido, con buenos gags cuando son necesarios. Tiene suficientes elementos para que el espectador esté interesado en la trama principal como en las subtramas de las relaciones entre los personajes. La relación de pareja de Hellboy con Liz (con sorpresa incluida) y el enamoramiento de Abe Sapien. Todos los personajes tienen sus aportaciones importantes en la película tanto los nuevos como Johan Krauss y los ya vistos anteriormente: Abe Sapien tiene mucha más importancia que en la primera parte.

Entre los amigos de Guillermo del Toro se encuentra Santiago Segura. Se nota con un cameo en la sala de subastas (que por cierto, quedó recortado en el montaje y no vemos como muere, esperemos regocijarnos con esa escena en el DVD). Y se nota, para mayor desgracia de los aficionados españoles en el doblaje de la película. Como Santiago Segura es amiguete de Guillermo, dobla a Johan Krauss, como José Mota es amiguete de Santiago dobla a Abe Sapien, a la fiesta se une Buenafuente doblando al jefe Tom Manning. Es cierto que Mota y Buenafuente pasan más desapercibidos, no así Santiago Segura que tiene un doblaje más difícil al tener que poner acento alemán, y no sale muy bien parado.

La película deja suficientes tramas abiertas para una tercera parte. Espero encontrar un cine en versión original para entonces.

Lluís Alba

dijous, 28 d’agost del 2008

El caballero oscuro

Aclamada y vitoreada por público y crítica nos llega esta nueva entrega de Batman de Christopher Nolan. Superando el éxito comercial de Batman begins y siendo una de las más taquilleras de la historia.

La película no defraudará a todos los que les gustó Batman begins, y yo me siento incapaz de decir cuál de las dos es mejor, pues la primera me sorprendió más porque no sabía que esperar, y esta es una continuación en la misma línea realista del universo del murciélago.

El guión, escrito por el propio Nolan junto a su hermano tiene la virtud de que no hay ninguna escena baladí, incluso cuando creemos que algún tema está cerrado, lo vuelve a usar más adelante favorecer y cohesionar el argumento. Es un recurso aparentemente fácil, pero bien utilizado resulta muy efectivo. Personalmente me gusta el detalle del tipo que descubre la identidad de Batman y pretende chantajearlo a través de Lucius Fox, este zanja perfectamente el tema. Pero, hacia el final de la película vuelve a salir este personaje que ya habíamos olvidado para una nueva secuencia en la que El Joker consigue amenazar a la ciudad y Bruce Wayne convence al chantajista de su bondad. También vemos usar el mismo recurso, con la idea de un teléfono móvil con radar que Lucius Fox deja en el edificio del mafioso chino utilizado al final de la película para crear un radar que rastrea toda la ciudad, que viene a ser el Oráculo del cómic.

Como único defecto de la película está algunas lagunas en el guión, pero las olvido y perdono perfectamente porque sirven para el avance de la película. Como dejar al Joker encerrado en la prisión con un policía dentro vigilando, facilitando su fuga. O que la amenaza de cortar los puentes y carreteras de Gotham provoque tan casualmente que llenen un ferry lleno de convictos, cuando lo más fácil hubiese sido poner más seguridad en la cárcel y no moverlos de allí.

Aunque esto sirve para mostrar una de las múltiples metáforas que nos muestra la película. Mientras en un ferry lleno de correctos ciudadanos deciden por democracia votar a favor de matar a los convictos, pero nadie se atreve a realizar lo decidido democráticamente, en el de los convictos, por dictadura del más fuerte se decide no matar a nadie.

De lo más destacado de la película está la interpretación que Heath Ledger hace de El Joker. No sabemos si los premios que conseguirá serán gracias a su muerte o al haber creado a un personaje tan distinto al que creó Jack Nicholson. Pero tanto su interpretación como la definición que da del personaje el guión, hace que este se convierta en la estrella de la película. Así como en la película de Tim Burton el origen del personaje quedaba bien definido, aquí es todo lo contrario y se crea un misterio que nadie sabe resolver. Además sirve como utilización de una broma recurrente a lo largo de la película en la que El Joker le cuenta a cada persona su origen de un modo distinto. También es impactante su primera aparición ante los mafiosos, con un truco de magia gore con un lápiz, y cómo se burla en la cara de ellos a cada momento.

El otro villano de la función, Dos caras, en el que vemos perfectamente todo el proceso de creación del personaje. Tanto el trasfondo del personaje como su creación visual, deja como una broma de mal gusto al Dos Caras que interpretó Tommy Lee Jones en Batman forever.

Más de dos horas y media de película que se me pasaron volando, y una de esas películas en las que apetece reflexionar sobre ella y volverla a ver para captar más matices, demostrando que se puede hacer películas de acción entretenidas pero con contenido.

Lluís Alba

Bangkok Dangerous

Remake de los hermanos Pang de la peli del mismo título que ya dirigieron y escribieron en 1999.

Aunque este no es precisamente un remake como la idea que tiene Michael Haneke, pues difiere bastante al original. En general por meter con calzador a Nicolas Cage en la película.

La peli original no es que fuera de lo mejor del cine asiático de acción, pero se podía ver. Y era interesante ver como el protagonista era un sordomudo que era uno de los mejores asesinos a sueldo.

Por desgracia, una superestrella como Nicolas Cage que ya no quiere salir siendo lo que es: calvo, tampoco quiere salir menguado haciendo de sordomudo. Dejando ese rol a la novia farmacéutica.

En general es una hora y pico en la que cuesta mantener la atención de la película por estar más pendiente del reloj. Y en la que no te crees que un asesino presentado como despiadado y sin escrúpulos acabe cambiando por conocer a una farmacéutica sordomuda y a un simpático ladronzuelo.

Lluís Alba

Nevando voy

Es fácil adoptar una actitud paternalista ante una película como Nevando voy. No en vano nos encontramos ante una película pequeña, sus directoras, la argentina Candela Figueira y la navarra Maitena Muruzábal, contaron con un presupuesto de 15.000 euros (El caballero oscuro de Christopher Nolan ha costado unos 180 millones de euros, para que os hagáis una idea) recogidos a base de romper hucha y pedir a todo el que se ponía delante. Además gran parte de sus actores son no profesionales. Por todo ello, ¿no es una tentación mirar el proyecto con una simpatía anticipada? Empieza la proyección: El sonido y la calidad de imagen señalan un posible desastre pero, a los pocos minutos, te das cuenta de que, por encima de todo, Nevando voy tiene algo que decir y sabe cómo hacerlo.

La historia narra como dos nuevas trabajadoras entran como refuerzo en una fría fábrica de cadenas para coches, ETT mediante. La duración de su trabajo allí dependerá de que el temporal y la nieve continúen. Durante ese tiempo las dos mujeres revolucionarán el funcionamiento de la empresa. Para ello la película cuenta con la lucidez interpretativa de 4 actores desconocidos hasta ahora (al menos para mi): Maiken Beitia , Laura De Pedro , José María Asín y David Larrea que soportan el peso de la historia.

Nevando voy, digámoslo ya, es una de las sorpresas más agradables del año. De alguna manera provoca sensaciones similares a las que cierto día provocara la extraordinaria Smoking Room. Y es que la película de Wallovits y Gual, además de ser también un proyecto personal y contar con un bajo presupuesto, destilaba incomodidad, ironía, acidez, crítica… en definitiva tenía discurso. Lo que nos recuerda que la forma es importante en esto del cine, pero no tanto. Es decir, no necesitamos unos personajes solamente para contar algo, sino que necesitas una historia que contar para decir algo, para ello usas a los personajes. Esto, que quizá parece enrevesado, lo entienden (y lo aplican) a la perfección Figueira y Muruzábal igual que ya lo hicieran Wallovits y Gual anteriormente. Ambas películas extraen de la historia de un número reducido de personajes una reflexión global (principalmente) sobre el mundo laboral. El mérito de la historia es transformar la anécdota local en una reflexión casi política de lo que Marx llamaría “la alienación del hombre” en pleno siglo XXI. En definitiva, Nevando voy, se atreve a contar lo que pasa en las empresas, ya sea una fábrica de cadenas o una central de alarmas, donde millones de personas malgastan su talento y su salud hoy en España. Para ello es clave el simbolismo, lleno de matices, de los cuatro personajes principales: La cobardía, el entusiasmo, la resignación, el conformismo, el miedo… Porque la mayor denuncia de la película es mostrar una violencia que nadie se atreve a definir como tal. Una violencia institucionalizada, subterránea, constante, alienante. La violencia de las empresas, la coacción al trabajador y la respuesta de éste, una respuesta sumisa y miedosa que “lo jode todo” como dice Ángela, la protagonista, cuando ve que de nada han valido sus esfuerzos.

Ganadora del Premio del Público en el Festival de Valladolid, seguro que oiréis hablar de ella en los próximos Goya.

Alex Martínez Ruano

Hellion, el ángel caído

Nueva película de terror con niño diabólico. A priori nada original.

Salvo el argumento, disfrazado de thriller de género negro, en la que unos secuestradores se llevan a un niño rico a una cabaña perdida en medio de una montaña nevada. Una vez allí veremos que las víctimas serán los secuestradores.

Las primeras tres cuartas partes de la película se dejan ver, aunque el director abuse un poco de los efectos clásicos de sustos, supongo que es algo difícil de evitar en este tipo de producciones. Hay momentos impactantes, cuando vemos al niño vacilando a uno de los secuestradores (Michael Rooker, mítico por Henry, retrato de un asesino) por primera vez haciendo dibujos de lo que va a pasar. En general vamos viendo con interés cómo un niño se burla en la cara de unos secuestradores y utiliza su pasado para manipularlos. Susurrando, como el título original indica, obliga a hacer a los demás lo que él quiere.

Hacia el final pierde un poco el fuelle (que no era mucho), y vemos que había una fácil manera de evitar los ataques de un niño que parecía omnipotente hasta ese momento. Nos creemos ese final para que haya un happy ending y nos vamos contentos a casa.

Con esta película se demuestra que les cuesta mucho a estrellas televisivas encontrar buenos films cinematográficos. Aunque esta vez Josh Holloway (el Sawyer de Perdidos) ha tenido más suerte que su compañero, Matthew Fox en ese intento de película que era En el punto de mira. Y Sarah Wayne Callies sigue, igual que en Prision Break, usando una sola expresión para todas las escenas.

Lluís Alba