Daniel Monzón ha conseguido el sueño (oculto o no) de todo crítico de cine, pasarse al otro lado de la barrera y convertirse en realizador.
Con su cuarta película (si tuviese el ego de Tarantino, lo hubiese anunciando a bombo y platillo antes de los créditos), se decanta nuevamente por el cine serio y vuelve a rodar en castellano tras su incursión al inglés con La caja Kovak, superándola con creces.
Celda 211 tiene excelente ritmo, con un guión que avanza enganchando con cada nueva secuencia que descubre una parte más de la trama. Sin ser una película perfecta (como la mayoría), tiene la suficiente solvencia para mantener el interés durante todo el metraje y, una vez aceptada la idea principal sobre la que se sostiene la película (un funcionario se hace pasar por preso cuando se queda encerrado en un motín), resulta totalmente creíble el (increíble) cambio que se produce en el personaje principal. Además de tocar varios temas difíciles sin descarrilar, como introducir a unos etarras y criticar abiertamente el sistema sin ser una peli de denuncia.
Aunque hay más de un personaje bien escrito e interpretado (Resines vuelve a ser el gran Resines), sin duda el que se lleva la palma es Luis Tosar. Su personaje de Mala Madre se reivindica desde ahora como un nuevo icono del cine español. Si fuera una peli de Hollywood, Todd McFarlane ya hubiese sacado su figurita. Y, si quieren ganar un dinero, apuesten por él como próximo ganador al mejor actor en los Goya.
Lluís Alba
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1 comentari:
la verdad la peli me ha gustado, ha mantenido la intriga, os la recomiendo, saludos!!
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