Tras quedarse fuera de la carrera de los Oscars con Revolutionary road, Sam Mendes necesitó desintoxicarse de las estresantes luchas por tan preciada estatuilla, por lo que rodó rápidamente Un lugar donde quedarse. Una película de puro estilo “indie” totalmente alejada de los anteriores proyectos del director inglés.
Burt y Verona, embarazada de 6 meses, recorren los EEUU visitando a amigos y familiares, para decidir cuál es el mejor sitio donde criar a su futuro hijo. Dividida en episodios, veremos el dispar estilo de vida de cada familia, pues ninguna se parece a la anterior. A la vez que sirve de reencuentro con viejos conocidos de la pareja, algo que tiene mucho en común con Flores rotas (esa pequeña maravilla de Jim Jarmusch).
Aunque enfocada en tono de comedia, la película nos enseña con triste ironía la vida de los personajes que visitan. Pues tanto los aparentemente más felices como los que no lo son tanto, esconden dentro una semilla de infelicidad o un trauma personal. Además, vemos como la desgracia de cada familia es proporcional a la compatibilidad de estos con Burt y Verona.
Aunque la conclusión de dónde deciden quedarse, aparece hacia el final de una forma arbitraria, no me parece incoherente con el discurso de la película, pues en la vida real la mayoría de decisiones que tomamos suelen estar fuera de nuestro control.
Lluís Alba
dijous, 26 de novembre del 2009
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