La factoría de películas de acción de Luc Besson, puede tener sus detractores. Pero son productos conscientes de ellos mismos, meros entretenimientos sin más pretensiones. Exitazos en la taquilla francesa como la trilogía Taxi, ampliada al mercado anglosajón con la saga Transporter. Una muestra de la capacidad de reproducir un éxito en cadena con los mismos esquemas. En 2008, Besson produjo Venganza, de Pierre Morel, director con el que vuelve a repetir en Desde París con amor.
A pesar de que ninguna de estas películas destaque por un guión elaborado, sólo al servicio de las escenas de acción, en Desde París con amor, se desprecia tanto que acaba rayando el ridículo. Así, el suspense del inicio y la brutal parte central en la que hace su aparición el personaje de John Travolta, acaba diluyéndose en una tontería donde desaparece todo lo apuntado hasta el momento. Llegando a extremos tan ridículos que sólo cabe pensar en la auto-parodia para dar alguna explicación de por qué llega a aburrir una producción pensada en causar el efecto contrario.
Por lo menos, para los aficionados a las action-movies de colegas, está esa parte central. Un refrito loco de las propias películas de Besson, de Training day o, incluso, de Pulp Fiction (con homenaje a la Royal with cheese).
Lluís Alba
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