divendres, 6 de juliol del 2012

The amazing Spider-man




Para entender el motivo de este pronto relanzamiento de Spider-man hay que remontarse a la época en la que se estrenó Spider-man 3 (ídem, 2007) de Sam Raimi. El director de El ejército de las tinieblas (Army of darkness, 1992) es una aficionado a los cómics clásicos de Spider-man, por lo que siempre prefirió adaptar villanos de los números publicados en los años 60, mientras que Sony deseaba fervientemente añadir a un personaje de gran tirada comercial entre el público adolescente como es Veneno (o Venom, según gustos). Eso convirtió Spider-man 3 en un amalgama de argumentos aglutinados en paralelo sin demasiada consistencia. A pesar de ello, todo indicaba que habría un Spider-man 4 con Sam Raimi a la cabeza, incluso se empezó una pre-producción en la que se rumoreó la presencia de John Malkovich en el papel de El buitre. Pero lo acontecido durante la producción de la tercera parte de la franquicia debió ser una losa demasiado pesada y, de imprevisto, se anunció la cancelación de la cuarta parte de Spider-man al mismo tiempo que se anunciaba el reboot de la serie con nuevo equipo creativo y artístico.

Cuanto menos Sony sabe que tipo de personaje tiene entre manos y escogió a Marc Webb como director de la nueva película, cuyo único largometraje había sido la comedia romántica 'indie' (500) días juntos ((500) days of Summer, 2008). Un acierto si se tiene en cuenta que, en el fondo, los cómics de Spider-man siempre fueron tebeos sobre problemas romántico-adolescentes entre los que se intercalaba una historia de un tipo disfrazado con mallas peleando contra algún super villano.

Teniendo en cuenta la elección del director, la principal diferencia de The amazing Spider-man con la primera película de Raimi se encuentra en sus escenas románticas, que se mostraban desde una óptica cómica, mientras que en el film de Webb ganan profundidad y sutileza. Como también gana en profundidad el desarrollo del adolescente común a héroe. Pero por otro lado perdemos el sentido del humor 'cartoon' tan propio del director de Posesión infernal (The evil dead, 1981), pues el nuevo film convierte a Spider-man en un super-héroe nocturno mucho más oscuro reservando el sentido del humor a algunos diálogos y a los habituales chistes que, igual que en el cómic, Spidey va soltando mientras pelea con los malhechores.

A pesar de estas diferencias, el peor lastre del film de Webb está en la enésima recreación del origen del héroe (Flash Thompson humillando a Peter Parker, la picadura de la araña, la muerte del tío Ben etc...). Para paliar mínimamente este 'déjà vu', el film se inspira más en la línea Ultimate de los cómics Marvel que en el universo clásico. Así vemos como se introduce la trama de los fallecidos padres de Peter Parker relacionada con el origen de la alteración genética de la araña que le otorga los poderes conectándolo con Oscorp, la empresa de Norman Osborn que en este film solo es nombrado como jefe en las sombras.

Por el mismo motivo de marcar diferencias argumentales con el primer film de Raimi, se introduce como pareja principal del personaje a Gwen Stacy en lugar de Mary Jane. Una Gwen basada a partes iguales en el personaje del universo tradicional y el Ultimate. Por un lado tiene el aspecto visual y la personalidad educada del personaje clásico, pero se obvia su visión trágica y amargada de la vida propia de los cómics dibujados por John Romita Sr. que hacían dudar si Peter Parker moriría en manos de un villano o por una depresión provocada por su novia. Seguramente para dar una mayor importancia a la relación de la pareja, Marc Webb escogió a los actores por sus dotes interpretativas antes que por una edad adecuada a los personajes. Si bien Emma Stone con 24 años puede colar como adolescente, Andrew Garfield (quien, por cierto, vemos más veces desenmascarado de lo que ya vimos a Tobey Maguire) con 29 años parece más un repetidor estancado que un empollón adolescente.

Tanta información deja poco tiempo a desarrollar convenientemente el villano de la función: El lagarto. A pesar de contar con las suficientes secuencias de acción para no defraudar al público potencial del film, apenas hay explicación detallada de las motivaciones de sus actos, aunque sean de sobras conocidas para los aficionados de los cómics. Y, por consiguiente, mucho menos tiempo para introducir en la película a la esposa e hijo de Curt Connors, de tanta importancia en el medio de papel.

El reboot ya está en marcha y bien organizado para las futuras secuelas. Mientras el público aguante habrá Spider-man para rato. Y si el director no aguanta, borrón y cuenta nueva. Y vuelta a empezar.

Lluís Alba
zumbarte.com