dimecres, 10 de juny del 2009

Terminator Salvation

Cuando supe que McG iba a ser el director de una nueva entrega de Terminator, pensé que la idea era hacer caer más bajo la saga después del soso Terminator 3. A pesar de que McG crea lo contrario (sólo hay que escucharlo en los audiocomentarios de los DVDs de Los ángeles de Charlie), no se le puede considerar alguien que dirija películas de autor, ni siquiera al nivel de a Michael Bay. Su trayectoria hasta el momento no es muy diferente de la que pueda tener gente más común como Brett Ratner o Gore Verbinski.

A pesar de todo esto, McG ama el cine, ha visto muchas películas y leído novelas de ciencia ficción. Siendo fan de la saga, por lo menos ha pretendido ser respetuoso con las películas de James Cameron, y lo primero que hizo fue corregir alguna de las ideas absurdas del primer guión de John Brancato y Michael Ferris (los mismos que escribieron Terminator 3, aunque deberían haber cobrado sólo por los últimos 5 minutos que eran la única parte que no copiaron de Terminator 2), dónde pretendían matar a Kyle Reese para acabar transformándose en un ser cybernético.

Así que el inicio de una nueva trilogía ambientada en el futuro post-apocalíptico, por lo menos avanza algo en la historia y no se queda estancada en una nueva repetición de esquemas como llevábamos desde 1984. Pero el talento visual de McG no pasa de ir cogiendo una idea de aquí y otra de allá e ir pegando como si construir una película fuera lo mismo que crear la criatura de Frankenstein. Los buenos momentos visuales suelen ser pastiches sacados de otras películas o de videojuegos (de hecho, esta vez estoy deseando tener el DVD de la película para que McG revele sin vergüenza alguna de dónde ha copiado cada plano). Esto hace que la película se resienta muy negativamente ante la falta de un montaje ágil, y abunden secuencias intercaladas sin una sensación de coherencia.

Como toda película de ciencia-ficción lo más destacado es la imaginería fantástica que suele aparecer, como si de los mejores tiempos de Harryhausen se tratara, aquí tenemos una creación de criaturas robóticas a cada cual más original. Pero, desgraciadamente, no hay ninguna que nos impregne suficientemente la retina para recordarla posteriormente. Entre las pocas que se salvan, están una especie de serpiente cibernética, que acaba siendo desaprovechada en su secuencia estrella cuando atacan a John Connor en un río. Pues en ningún momento causan la sensación de peligro y angustia que toda buena película-espectáculo necesita.

Por fortuna hay varios elementos positivos que hacen que la película se salve de la quema y no quede en el olvido como Terminator 3. Uno de ellos es el nuevo personaje creado para esta película: Marcus Wright, bien interpretado por Sam Worthington, dándole carisma a su actuación, todo lo contrario al soso de Christian Bale (pero no lo digo muy alto por si viene a meterme una paliza). Y sobre él gira toda la película, desde el prólogo inicial, junto a Helena Bonham Carter (siguiendo en su carrera particular por ver en que película puede salir más fea), pasando por una parte inicial dónde es el principal protagonista, su revelación importante a media película y su importante implicación en el final.

El factor nostalgia también está bien aplicado, seguramente sea lo mejor que puede hacer McG por su cualidad de fan de la saga. Tenemos revival en el inicio, con unas brebes notas musicales del tema principal de Terminator, también escuchando la mítica frase (en castellano reducida a una sola palabra) “I will back” (Volveré), la canción You could be mine de Gun’s and rouses y, por supuesto, el mejor momento de la película, la aparición de un doble digital del Schwarzenegger de los 80, que hacen creíble la fantasía de poder ver nuevas películas con actores muertos. Ahora sólo falta encontrar la manera de clonar directores de talento.

Lluís Alba

1 comentari:

Markus ha dit...

joder macho!!! como la has puesto... a parir. La verdad no creo que le den un oscar, en especial a mi no me gustó en exceso pero bueno...he visto cosas peores jeje.

Para entretener sirve.