dimecres, 15 de juliol del 2009

Paranoid Park

Por los extraños malabarismos de las distribuidoras españolas, nos llega más tarde la penúltima película de Gus Van Sant filmada antes de Mi nombre es Harvey Milk. Paranoid Park formaría parte de su segunda etapa independiente, junto a Gerry, Elephant y Last days.

Particularmente me interesa mucho más estas películas más arriesgadas. Como mínimo se puede ver algo diferente al convencionalismo habitual que hayamos en las salas de cine.

Como en Elephant, juega con el orden narrativo de la historia. Incluso se ironiza sobre ello, pues la razón de que la película no sea lineal es porque todo está narrado por el protagonista mientras escribe el relato de lo que le ha pasado en los últimos días, y se siente incapaz de hacerlo ordenado. Gus Van Sant parece decirnos que sólo un narrador novato en su primer borrador presentaría una historia desordenada.

A través de un hecho extraordinario, como es la muerte accidental provocada por Alex, nos muestra el día a día ordinario de los jóvenes actuales. Alex no muestra arrepentimiento en ningún momento, sigue actuando prácticamente igual y va haciendo lo mismo que haría si no hubiese ocurrido el desgraciado accidente. Queda con su amigo, va con su novia a la que no quiere etc...

Hay algunos momentos geniales en la película, aprovechando la narración desde el punto de vista de Alex. Así como en Los Simpsons podemos saber lo ausente que está Homer cuando enfocan su cerebro, aquí el simple cambio de banda sonora en una misma secuencia nos indica cuando Alex está escuchando o no a su novia. También nos muestra a la mayoría de adultos desenfocados o fuera de plano, que es la sensación real que debe tener de ellos un adolescente.

Aunque no estemos en el mismo caso de las películas de Larry Clark, sí vemos que hay ciertas similitudes entre los personajes que retratan. Ambos directores nos muestran como navegan sin rumbo los jóvenes de la sociedad del bienestar, como si no fueran capaces de tener un objetivo cuando no viven en condiciones infrahumanas, como en la pobreza, la guerra o en una dictadura.

Lluís Alba