Remake de una de las películas más desconocidas de George A. Romero (al menos en eso me escudaré para confesar que ni la he visto ni conocía su existencia hasta que se anunció la producción de este remake), en la que cambió sus zombies de La noche de los muertos vivientes por unos infectados con anhelo asesino (vamos que Danny Boyle y la saga Resident evil no inventaron nada).
Formalmente hay que destacarla muy por encima de la media. Sobre todo, teniendo en cuenta que su director, Breck Eisner, es el mismo de Sahara. A pesar de su extrema violencia, no se decanta en ningún momento por las escenas gore, algo que nadie podría haberle achacado en una película de este género. Pero, más allá del detalle formal y conceptual que tiene ese alejamiento por los planos bañados en sangre, se encuentra más de un detalle en el que se demuestra que tras las cámaras hay alguien con talento: El uso de planos a vista de satélite que sirven tanto para mostrar como el ejército estadounidense ve al poblado como si fuera un experimento con hormigas, como para hacer ese chiste final que demuestra que nadie tiene escapatoria ante los ojos de Dios / ejército de los EEUU. O cómo nos enseña, desde un plano lejano, la rebelión de los ciudadanos, creando cierta ambigüedad en saber si es causada por la infección o por el hastío a la humillación del ejército.
Pero tampoco hay que olvidar su guión, que siguiendo la tradición de las mejores obras de este género, se aprovecha la coyuntura apocalíptica para hablar de otros temas. Principalmente está una evidente crítica al ejército de los EEUU por sus ansias de ocupación y de su guerra preventiva. Pero también trata sobre las relaciones familiares y cómo actúan las personas cuando están sometidos a una crisis. Mientras vemos al heroico protagonista volver al pueblo para rescatar a su mujer, otro de sus habitantes prefiere olvidar a la suya y abandonarla a su suerte. Pero sus mejores momentos son cuando se ejemplifica la infección como una desinhibición total de los deseos humanos: un padre, harto de su familia, acaba quemando vivos a su mujer e hijo, el forense cose la cara tanto a vivos como a muertos, la mujer que intenta matar al policía para vengar a su marido y el grupo de cazadores que encuentran en el caos de la infección la gran oportunidad para cazar (humanos) sin restricciones legales. (Por lo que he leído, en el original había una secuencia mucho más trasgresora en la que se mostraba a un padre violando a su hija.)
Para llegar a todas estas críticas en segundo plano, se parte de un guión bien construido, en el que se presenta a los personajes en su hábitat natural para después desmenuzarlos en el caos. No en vano uno de los guionistas, Scott Kosar, es también autor de los libretos de El maquinista, y de los remakes de otras películas del mismo género como son Terror en Amityville y La masacre de Texas. Como mínimo, se nota que no andaba falto de experiencia en remakes terroríficos.
Visto el resultado de The crazies, no es de extrañar que se confíe en Breck Eisner para relanzar al personaje de Flash Gordon en una película anunciada para 2012.
Lluís Alba
2 comentaris:
olé!crec qie hi aniré aquesta tarda...
salutacions!
Gràcies per comentar al bloc.
Salutacions!
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