dijous, 16 de desembre del 2010

Franklyn

Con dos años de retraso, llega a nuestras pantallas Franklyn, la opera prima de Gerald McMorrow.

Una película que combina, sin tapujos, fantasía gótica con el melodrama más intimista que aborda las relaciones afectivas con las personas ausentes. Una idea bastante ambiciosa y difícil, que solo al final cobra sentido. El problema es lo que ocurre mientras llegamos a ese final, pues la falta de un hilo común entre las diferentes historias no se compensa con un interés autónomo de cada una de ellas.

Con una estructura es similar a la de un thriller de Agatha Christie, donde el final sirve de explicación de la película, salvo que no llega a enganchar por la ausencia de suspense. En términos comparativos, sería como la antítesis de Perdidos, que se basaba más en entretener mientras duró que en otorgar un final donde encajaran todas las piezas.

Cabe destacar el logrado mundo de fantasía en la ciudad de Meanwhile, toda una referencia al mundo de los cómics, protagonizada por una versión del Rorscharch de Watchmen. Curiosamente, más de una secuencia de acción parece copiada de la película de Zack Snyder… salvo que Franklyn se estrenó un año antes.

La película gana en el recuerdo del espectador, que debe enfrentarse a sí mismo contra el “yo” pasado que todavía no ha visto el final de la película para decidir si vale la pena o no.


Lluís Alba