dijous, 22 de setembre del 2011

Arrietty y el mundo de los diminutos

Como es habitual en las numerosas producciones donde ha participado Hayao Miyazaki, Arrietty y el mundo de los diminutos también se basa en un clásico de la literatura juvenil europea. Los incursores (The borrowers, 1952) de Mary Norton ha tenido diversas versiones televisivas desde los años 60 y, también, una adaptación cinematográfica de 1997 protagonizada por John Goodman y, hasta el momento, la más popular para el público general. El ritmo no para, pues ya está en marcha una nueva producción de la BBC con nombres tan destacados como Stephen Fry (Wilde) o Christopher Eccleston (Doctor Who).

Pero no solo el cine y la televisión han adaptado las novelas de Mary Norton, también ha servido de inspiración para la escritura de Los diminutos (The littles, 1967) del norteamericano John Peterson, cuya adaptación animada fue muy popular en los 80. Con todas estas variopintas adaptaciones, queda demostrado que es un libro universal y atemporal, fácilmente trasladable a cualquier cultura.

La animación del estudio Ghibli parece ir a contracorriente de lo que se estila en el mundo occidental. Ajena a la animación por ordenador en 3D, continúa con el estilo tradicional basado principalmente en el dibujo a mano. Sumado a la ambientación rural de sus películas, uno entra en el cine con la sensación de viajar al pasado durante unas horas, enfatizando el efecto casi hipnótico de vivir una fantasía.

Aunque no esté dirigida por Hayao Miyazaki, sí que ha participado totalmente en la producción y el guión. Si en los créditos no apareciera el nombre de Hiromasa Yonebayashi (animador formado en el estudio Ghibli), nadie hubiese notado la diferencia entre Arrietty y el mundo de los diminutos y cualquier otra película del director de Mi vecino Totoro. La ambientación paisajística, el diseño de personajes y la sutileza del relato, son similares a la filmografía del maestro. Por lo que no defraudará a sus admiradores que pudieran ser reacios al no ver su nombre encabezando el proyecto.

Desde que Aurum se hizo con los derechos en España del estudio Ghibli, se ha multiplicado su difusión. En los años 80 y 90 era impensable ver una de sus películas proyectada en un cine comercial. Cierto que el número de aficionados al anime es muchísimo mayor ahora que hace tres décadas, pero continua siendo un mercado secundario si lo comparamos con cualquier película de animación distribuida por las majors americanas. Da pena ver salas medio vacías, solo porque la película no sea en 3D ni esté tan publicitada. El público mayoritario de las películas de animación siguen siendo los niños, cuyos padres carecen del criterio que a ellos todavía les falta por edad.

Lluís Alba

1 comentari:

Anònim ha dit...

Estoy plenamente de acuerdo contigo, si tuviera hijos ya la habrían visto y les habría encantado como a mi, como siempre gracias por tu labor!!!!
Saludos!!!