dimarts, 10 de febrer del 2009

El desafío - Frost contra Nixon

No tenía puestas muchas esperanzas en esta película, pues Ron Howard no es Santo de mi devoción. Aunque de niño, sin saber quién era Ron Howard ni un director de cine, me gustaban sus películas: 1,2,3... splash, Cocoon o Willow. Pero algunas de sus recientes películas me producen rechazo como la oscarizada Una mente maravillosa o El grinch (película que me produce dolor de estómago), sumadas a algunas mediocres como El código Da Vinci (aunque creo que es más culpa del libro de Dan Brown) provocando que no me esperara gran cosa en este Frost contra Nixon.

Tampoco tenía ni idea de la existencia de este David Frost, ni mucho menos de su entrevista a Nixon. Preguntando a mis progenitores, que sí vivieron esa época, tampoco sabían nada de dicha entrevista, por lo que deduzco que su gran éxito se redujo al mundo anglosajón.

Una parte determinante del gran valor de esta película está en el guión de Petet Morgan, basado en su propia obra teatral de éxito en el West End londinense y en Broadway. Contando con los mismos actores protagonistas de la película: Frank Langella y Michael Sheen. Los dos están estupendos, como es habitual en ellos, el personaje de Nixon es el que permite (si se hace bien) demostrar que Langella es un grandísimo actor, haciendo una mezcla de imitación (perfecto en la voz, gestos, poses) y de actuación que debería valerle el Oscar a pesar de que Mickey Rourke parezca predestinado a ganarlo. Pero Michael Sheen también está estupendo, aunque no puedo decir si su interpretación se ajusta al Frost real, pues no lo he visto nunca. Curiosamente Michael Sheen participó en The Queen, interpretando memorablemente a Tony Blair, una película que cuenta también con guión de Peter Morgan.

La peli se divide en dos partes bien diferenciadas, primero se presenta el proceso de cómo Frost y su equipo tienen que preparar para montar la entrevista, donde se nos presenta a los personajes, sobretodo descubrimos a Frost, como conoce a su novia (Rebeca Hall, lo mejor de Vicky Cristina Barcelona), y a sus ayudantes. Dando pie a un truco de guión por parte de una iniciativa del personaje de Sam Rockwell, que servirá para que, al final, Frost gane el combate... digo la entrevista. Pues en esta segunda parte de la película estamos ante una entrevista, filmada como si de una película de boxeo se tratara. Mientras los dos interlocutores se enfrentan uno al otro, usando todos los trucos posibles (con un Nixon cuya mayor experiencia y labia dejan descolocado a Frost), mientras que vemos al equipo de cada uno como observan la entrevista desde una sala contigua.

Esta analogía con una película de boxeo, buscada desde un inicio, se muestra evidentemente hacia el final cuando ya hacen referencias a términos de este deporte, que no reproduciré aquí para no estropear un final previsible para el que haya leído de que va el tema o conozca la entrevista.

Además de contar con unos interesantes diálogos y, en ocasiones, muy divertidos (provocando que se tome cierta simpatía por Nixon, enfatizando que Frost está lejos de conseguir su propósito). También me gustaría destacar al personaje de Kevin Bacon. Retrata perfectamente a un tipo de personas que desgraciadamente existen en la realidad. Un asesor de Nixon, casi su mano derecha, es ese tipo de personas que se enamoran de su jefe y lo defienden a muerte aunque sepan que se equivocan. Seguramente llegan a sentir tal devoción por un superior que no son capaces de ver más allá de esa persona. Gente con poder (y no hace falta que sea del grado de un presidente de los EEUU, si no que basta con cualquier jefe de una empresa) que necesitan a esos perros falderos que les defenderán a muerte. Cuesta entender que haya gente que se preste a ello.

Volviendo al tema principal, Ron Howard filma su mejor película hasta la fecha, aunque partiendo de un excelente guión (que algo tiene que ayudar). Lástima que le dieran el Oscar por ese bodrio de Una mente maravillosa y no por esta.

Lluís Alba