dilluns, 23 de febrer del 2009

Vals con Bashir

Cuando Ari Folman decidió rodar un documental autobiográfico sobre la guerra del Líbano, decidió que el mejor modo de hacerlo era con una película de dibujos animados. De otra forma sólo podría haber mostrado una serie de personajes entrevistados frente a la cámara. Gracias al director artístico David Plonsky se pueden ver unas imágenes mezcla que en apariencia parecen hechas a partir del rotoscopio (como Waking Life o A scanner Darkly de Richard Linklater), pero realmente son una mezcla de animación Flash, clásica y 3D. Técnicamente es muy buena, un efecto visual a las antípodas de lo acostumbrado por Disney, Pixar o Dreamworks. Probablemente una técnica menos costosa, pero que la imaginación y el talento no dejan nada que envidiar a estas grandes compañías. ¿Se atreverán algún día a hacer un giro en su estilo de animación?

Estilo artístico a parte, la peli nos muestra, como tantas veces, lo absurdo de la guerra. Seguramente es algo que ya hemos visto mucho en el cine (parece un Apocalypse Now en dibujos) pero mientras siga habiendo guerras no creo que sobre una peli más sobre el tema.

Pero con un punto de partida novedoso, la investigación que hace el protagonista (el propio director) sobre sus años en la guerra del Líbano nace a partir de un recuerdo borroso sobre una masacre en Beirut. A partir de ahí hace un recorrido entrevistándose con sus compañeros soldados para intentar recordar lo que realmente ocurrió esos meses. Un punto de partida que nos hace reflexionar sobre la memoria, el subconsciente y de que lo que realmente recordamos puede ser igualmente real y falso. Con una serie de secuencias oníricas en las que cada persona recuerda algo a su manera aunque bien podría haber ocurrido de otra forma. Todo ornamentado con la alegre y despreocupada música ochentera que contrasta con las imágenes de la guerra.

La mayoría de las personas entrevistadas son las auténticas en la vida real y prestan sus voces a la película, excepto dos que prefirieron no salir y se les cambió el nombre. Pero sí que se usaron sus auténticas declaraciones.

También sirve esta película para que el inquieto espectador se estimule y busque información sobre unos hechos históricos, de los cuales nuestra bonita enseñanza histórica en EGB o BUP no nos dijo nada, pues a duras penas se llegaba a La guerra civil. A veces me pregunto si era necesario año tras año repetir la misma historia para no recordar nada de adultos. Un sistema escolar que cada vez parece ir a peor y sólo nos enseña a aprobar y no a aprender.

Creo que los dibujos animados permiten ver unos hechos terribles desde una cierta distancia. A pesar de que vemos masacres, asesinatos y explosiones, nos parecen irreales e incluso podemos llegar a pensar que sólo es ficción. Por eso, cuando el director nos tiene atrapados en esa ficción nos muestra una aterradora secuencia final con imágenes reales de archivo para golpearnos en nuestra conciencia y darnos cuenta de que todo lo horrible que hemos visto pasó de verdad.

Lluís Alba