dilluns, 2 de març del 2009

¡Me ha caído el muerto!

A pesar del nefasto título que le han puesto en España, ¡Me ha caído el muerto! no es una comedia de humor zafio y grosero como a las que están acostumbrados los adolescentes de hoy en día. Ghost town, es una comedia de tintes clásicos, que bien podría haberse estrenado en los años 30 del, cada vez más, pasado siglo XX.

La cuarta película de David Koepp no destaca especialmente, es una comedia correcta pero sin ningún elemento novedoso o destacable en su guión o en su puesta en escena. De hecho se olvidará fácilmente de no ser por dos elementos importantes que podrían hacer que pasara a la historia cinematográfica: 1) Ser la primera comedia de David Koepp y 2) El debut protagonista cinematográfico de Ricky Gervais.

Ricky Gervais, creador, guionista y protagonista de dos de las mejores series de la historia de la televisión: The office (la original, no el remake americano) y Extras. Si no las habéis visto os doy permiso para dejar de leer esto y dedicar el resto de vuestro día en comprar, robar o descargar legal o ilegalmente estas series (por cierto no compréis la edición española de Extras a no ser que sepáis inglés, pues no lleva subtítulos en castellano).

El dr. Pincus es un personaje hecho a la medida de Gervais mostrado como un tipo misántropo y egoísta, pero que a lo largo del film se irá redimiendo y mejorando su personalidad tal y como mandan los cánones de la comedia norteamericana políticamente correcta. De hecho cuando la película se sale un poco de los cánones es cuando encuentra su mejor dosis de humor. El prólogo tiene su gracia a pesar de ser algo previsible, las escenas en el hospital en el que van a operar a Pincus o la cena en casa de Téa Leoni burlándose en la cara de su novio.

El problema de la peli es que resulta demasiado previsible, no presenta nada que no hayamos visto ya en el clásico Cuento de Navidad o en Ghost. Pero por lo menos es una comedia correcta, con una trío protagonista que está en su salsa y que es la película ideal para llevar a vuestras madres al cine sin que salgan ofendidas.

Lluís Alba