dijous, 13 de gener del 2011

Twelve

Joel Schumacher parece un tipo descarado. Se atrevió a evidenciar la homosexualidad de Batman y Robin en sus dos películas sobre el superhéroe. Lo único que logró fue acabar con una franquicia multimillonaria iniciada por Tim Burton. Ahora, a sus 71 años se atreve con una película sobre la juventud pija norteamericana de hoy en día.

Cierto es que en los 80 ya trató un tema parecido con St. Elmo, punto de encuentro (St. Elmo's Fire, 1985) y, por qué no, en Jóvenes ocultos (The lost boys, 1987). Sin embargo, la enésima película sobre pijos neoyorkinos que van de fiesta en fiesta, follan sin parar, toman drogas de diseño (el título de la película toma el nombre de una de ellas) y acaban autodestruyéndose, no tiene visos de captar el interés del gran público. Ni siquiera podría especificar a qué público se dirige.

Schumacher parte de la base de un libro escrito antes que la serie Gossip Girl, sin embargo parece que se haya fijado demasiado en ella para dirigir esta película. Si los puntos en común entre la serie y la película pueden ser casuales, ya no lo es tanto que escoja como protagonista a Chace Crawford, uno de los intérpretes principales de Gossip Girl. Eso sí, para la voz en off del narrador recurre a su actor fetiche: Kiefer Sutherland, casi un guiño a sus funciones interpretativas en Última llamada (Phone booth, 2002).

Salvo que alguien sea muy fan del género (si es que hay un género que defina a este tipo de películas), no es una película demasiado imprescindible, más bien lo contrario.

Lluís Alba