dijous, 16 de juny del 2011

Hanna

La trayectoria de Joe Wright como director ha dado un giro con Hanna. Si algo ha conseguido la decepcionante acogida a nivel de público y premios de El solista (The soloist, 2009), es que el director británico se de un respiro en la búsqueda de un Oscar que nunca ha estado cerca de conseguir.

Hanna no es un film para contentar a nadie, más bien parece una búsqueda artística de lo que puede deparar el futuro del director británico. Pues Hanna es desconcertante. Mezcla de thriller de acción, fábula de cuento y metáfora de la pérdida de la infancia.

La amalgama de géneros, estilos y sensaciones convierten al espectador en un ser tan ajeno a la película como la joven Hanna enfrentada al mundo real. Lo poco convencional de la propuesta la convierte en difícil de digerir. Pero está llena de elementos objetivos que logran una película destacable. Como pueden ser una fotografía y música excelentes, personajes extravagantes, intérpretes de solvencia contrastada y escenas memorables (como varios planos-secuencia).

Más allá del cinéfago empedernido, es una película de difícil aceptación. Pues si la desnudamos de todo lo bueno que la adorna, nos queda un cuerpo tan delgado como el de Saoirse Ronan: un argumento manido y simple lleno de tópicos sonrojantes como la España del toro de Osborne y la fiesta gitana.

Lluís Alba