Llega a nuestras pantallas una película noruega de terror que pasó por el Festival de Sitges bajo el título de Dead snow.
Tommy Wirkola expresa, a través de un personaje cinéfilo, que es un fan de Sam Raimi y Peter Jackson. Pero el resultado queda muy lejos de las primeras obras de estos dos maestros.
Lo que podría haber sido un divertimento gore puro, acaba convirtiéndose en una película con más escenas aburridas que destacables. Todo el tramo previo a la hecatombe zombie se hace lento y pesado. La fortuna que tiene la película es que su segunda mitad es mejor gracias a unas escenas gore que funcionan bastante bien. Incluso hay algún gag brillante que demuestra el talento gamberro de Wirkola.
Quizás Wirkola no ha sabido crear un film más redondo por estar pensando demasiado en homenajear a Posesión infernal o Braindead. La admiración que siente ante estos directores acaba lastrando demasiado el resultado final para que la película sea destacada más allá de los, cada vez más numerosos, fans del género zombie.
Lluís Alba
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