Como bien se han encargado de recordarnos esta semana en todos los programas cinematográficos (o no) que han hablado de la película, su directora, Rebecca Miller, es hija del dramaturgo Arthur Miller y esposa de Daniel Day-Lewis. Dato biográfico que no aporta gran cosa para hablar del film, pero demuestra el gran desconocimiento que se tiene sobre la propia directora. Yo no iba a ser menos, así que no he visto ninguna otra película de su filmografía ni tengo el suficiente conocimiento sobre Arthur Miller para buscar alguna relación entre su padre y La vida privada de Pippa Lee.
Aunque en toda película de autor suele haber detalles personales, parece ser que Rebecca Miller se inspiró en un reencuentro con una antigua amiga y lo diferente que era a la que recordaba en su juventud. Así se nos presenta a Pippa Lee como una ama de casa, que vive por su marido e hijos. Todos a su alrededor tienen una aureola intelectual que les hace sentirse superiores a Pippa, pues solo la ven como esposa o madre. La película se encarga de mostrarnos, mediante flashbacks que su juventud dista mucho de tener algo que ver con la apariencia de la actual Pippa Lee.
Hablar sobre temas tan trascendentales como son la vida, las relaciones familiares y el paso del tiempo siempre resulta difícil. La película no es ninguna obra maestra y se deja ver con interés. Pero la sensación que evoca la elección de un tema tan ambicioso es que se buscaba una obra de mayor envergadura que no se ha logrado.
Como curiosidad, cabe destacar que Robin Wright Penn, con 43 años, interpreta a una Pippa Lee cincuentona y Keanu Reeves, con 45 interpreta a un joven de 35. No, realmente no aporta mucha credibilidad a la película.
Lluís Alba
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada