Nueve años separan The ward de Fantasmas de Marte, la última película de John Carpenter. Parecen excesivos, solamente justificados por su implicación en la serie Masters of horror y por rumores sobre una enfermedad.
Esta larga espera es la causante de la gran expectación por el regreso del maestro. A primera vista, lo más alarmante es que se haya dignado a dirigir un guión tan sobado que podría estar escrito un ordenador programado para tal fin.
John Carpenter otorga dignidad al producto: presenta bien a los personajes, hace creíble la historia, combina bien los recursos de terror explícito con el psicológico y crea un ritmo in crescendo que capta nuestra atención.
Una de las características del cine de serie B es su expresa falta de originalidad, lo que justifica que Carpenter haya escogido este guión para volver a dirigir. Quizás nos quejemos por vicio y, la ausencia de referentes anteriores en nuestra infancia, conseguía que la serie B nos resultara original. Ahora nos ocurre lo contrario, vivimos en tal abundancia de pelis con finales sorpresa que, paradójicamente, ya no sorprenden.
Lluís Alba
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